La semana pasada el presidente Mario Abdo firmó el decreto en el que designa a las personas que integrarán el equipo de transición con el del presidente electo, Santiago Peña, para trabajar por el traspaso de gobierno.

Los reclamos realizados para encarar la sucesión de las dos administraciones gubernamentales en forma organizada finalmente fueron escuchados por el mandatario saliente. Y así se tienen 50 días hábiles para trabajar en la delicada tarea de traspasar los asuntos administrativos del Estado entre uno y otro gobierno con el propósito de actuar responsablemente para hacer bien las cosas.

No como inicialmente había dicho el mandatario saliente cuando el equipo de Peña reclamó a la administración saliente un poco de colaboración: “De balde se ponen histéricos, la histeria no contribuye”. Como, en efecto, la histeria no contribuye, un mes después de las elecciones el presidente Abdo firmó el documento oficial de una página para nombrar a dos de sus colaboradores y a otros dos del equipo del Santiago Peña para coordinar el equipo de transición. Así, luego de 30 días perdidos, se avino a integrar la comisión de transición. Al parecer, no le costó tanto hacer un decreto con cuatro artículos, dos con las disposiciones de rigor y los otros dos de forma.

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El Decreto n.º 9404 tiene un artículo en que se hacen las designaciones de los cuatro encargados del equipo de transición y un segundo en que se dispone que los documentos generados serán canalizados y firmados por los cuatro coordinadores.

Ahora hay que aguardar que el equipo nombrado comience a trabajar para “coordinar las acciones, el apoyo y los procesos en las distintas instancias gubernamentales, para el desarrollo de los trabajos de transición”, como dice el documento. La prioridad será lograr la gobernabilidad mediante conversaciones con otros poderes, como dijo uno de los integrantes del equipo.

Para ello el presidente electo, Santiago Peña, encabezará los encuentros políticos con referentes del Congreso y del Poder Judicial, con el propósito de lograr la gobernabilidad necesaria a partir del próximo 15 de agosto. Las conversaciones con todos los sectores tienen como propósito asegurar las condiciones políticas y económicas para que la gestión del Poder Ejecutivo pueda obtener los resultados que se propone.

El propio Mario Abdo salió a explicar el propósito del documento que es dar formalmente inicio al trabajo conjunto de ambos equipos. “El Paraguay nos necesita a todos trabajando unidos”, remarcó, cosa que se debió hacer y decir desde el principio y sin palabras hirientes hacia el otro equipo.

El país está viviendo momentos en que necesita que todos los sectores pongan su esfuerzo para superar los problemas que lo aquejan desde hace varios años y que fueron más críticos por el ataque de la pandemia. Estos 50 días hábiles hasta la asunción de la nueva administración gubernamental son fundamentales para afinar las medidas que deberá adoptar el nuevo gobierno.

Salir de la difícil situación económica y social solo se podrá con disposiciones sabias de parte del nuevo gobierno en el campo de las decisiones estatales. Estas medidas deberán encontrar la necesaria correspondencia en el trabajo, la producción, las inversiones de los sectores que procuran el progreso mediante el esfuerzo constante. Solo mediante la conjunción de la voluntad y la actitud positiva de ambas partes, en medio del respeto mutuo y la colaboración, el país podrá superar sus dificultades y conquistar sus objetivos. Para ello será imprescindible el diálogo y la actitud positiva entre todos, principalmente desde el Gobierno, como ha señalado el presidente electo.

En ese sentido, voceros del equipo del nuevo gobierno han manifestado que la comunicación equilibrada es uno de los principales propósitos del mandatario entrante, y que él personalmente contactará de manera directa con cada uno de los grupos económicos, políticos, sociales para poder conocer, escuchar las inquietudes de todos y contar así con los elementos necesarios para construir un nuevo país.

El encuentro franco es siempre el mejor instrumento para la comunicación entre los más diversos ámbitos para lograr un diálogo fructífero. En su actuación habitual, el mandatario electo ha demostrado tener aptitudes para el acercamiento entre los más diversos grupos que integran la comunidad nacional. Ahora se espera que lo haga desde la cúpula del poder.

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