En las últimas semanas, periodistas de nuestros medios vienen sufriendo niveles de persecución y censura nunca vistos. Desde este grupo hemos tenido la osadía de hacer periodismo, de molestar al poder. Hemos publicado investigaciones que comprometen seriamente a figuras de la oposición y que hoy son candidatos a ocupar altos cargos. Sin embargo, nuestra tarea periodística muy lejos está de una cuestión coyuntural. No solo hemos afectado a la oposición; en este punto es más que conveniente y sobre todo oportuno recordar que fueron nuestros medios los que han liderado y tomado la bandera de la crítica al propio gobierno actual, cuando en los otros grupos solo atinaban a aplaudir, asentir con la cabeza o cuanto menos era un silencio sepulcral el que reinaba.

Con las últimas investigaciones, expuestas por Rossana Escobar, Jorge Torres y Cinthia Mora, hemos abierto una caja de Pandora que tuvo como consecuencias una persecución brutal y despiadada por todas las vías posibles, incluida, obviamente, la violencia telemática hacia nuestros periodistas en general y focalizada en los arriba mencionados.

Con pesar, debemos decir que los otros medios han decidido no expresar una sola línea a este respecto. No por nosotros, sino por la libertad de prensa, la de opinión, la de expresión y por las libertades y derechos políticos y civiles que tanto nos han costado conseguir en la República del Paraguay. A este silencio hay que sumarle el de las sendas delegaciones de observadores electorales extranjeros que se encuentran en nuestro país en la previa a las elecciones generales.

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Cuando hace apenas unas pocas semanas el esposo de la candidata a vicepresidente de la chapa Alegre-Núñez pedía la clausura de nuestros medios por el simple hecho que no le gustaba lo que publicamos, ya habíamos advertido que esa era apenas una pequeña muestra de los niveles de intolerancia que se pueden mostrar bajo el pretexto de la política del vale todo y, a la par, que estaba muy lejos de ser un desliz o un error involuntario. Ayer han dado un paso más en esa hilacha que los muestra tal cual son y la jefa de prensa de la Concertación ha anunciado que censurarán a los medios y periodistas de este grupo en la cobertura del día de las elecciones llegando al punto de que ni siquiera otorgarán acreditaciones.

Dicho en pocas palabras, arrojan a la basura y violan la Constitución Nacional al menos en cuatro de sus artículos que hablan sobre la libertad de expresión y prensa, del empleo de los medios masivos de comunicación, del derecho a informarse y de la libertad del ejercicio del periodismo. Un atropello y un retroceso que solo caben en grupos extremistas y dictaduras de ambos lados del espectro ideológico que prefieren borrar, perseguir, censurar, clausurar e incluso apresar a todo aquel que piense distinto u ose publicar u opinar en sentido contrario al pensamiento único de sus líderes.

Desde nuestros medios nos encontrarán fortalecidos y dispuestos a seguir haciendo lo que mejor sabemos hacer: periodismo. Sí, de aquel que irrita a los poderosos.

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