El primer trimestre es la mues­tra de lo que puede acontecer en el país en este 2023: regis­tra una relativa mejoría en la actividad económica, comparado con el año anterior y presenta algunos interro­gantes en torno a la situación política que se decide en tres semanas. Por eso es saludable confrontar los datos econó­micos registrados en los primeros tres meses y sus proyecciones de acuerdo a los datos ciertos que se están obteniendo últimamente. En el campo político se vivirán las últimas semanas del tramo preelectoral con fuerte actividad prose­litista, en que los planes económicos no tendrían que dejarse de lado, por su fun­damental importancia a la hora de con­ducir el destino del país. El sufrimiento o el bienestar de una nación dependen en gran medida del desempeño de la acti­vidad económica, que significa más o menos pan, más o menos trabajo y posi­bilidades de progreso para su gente en la búsqueda del bienestar general.

En una reunión llevada a cabo la semana pasada, técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Cen­tral del Paraguay (BCP) indicaron que se tendrá un buen rebote económico este año, que podría llegar a un crecimiento del 4,5%. Esto ante el nulo desempeño del 2022 será un importante paso hacia mejores objetivos.

El vocero del organismo internacional señaló el buen desempeño macroeconó­mico que tiene el país, lo que hace espe­rar que la economía crezca un 4,5 % al término del 2023 y se aguarda que se culmine el ejercicio con un déficit fiscal del 2,3 %, muy cerca del límite estable­cido por la Ley de Responsabilidad Fis­cal, que lo fija en 1,5%.

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Por su lado, el Banco Mundial (BM), analizando las perspectivas económi­cas de los países de América Latina y el Caribe, ha señalado que Paraguay será el que más crecerá en Sudamérica, con un 4,8%, frente al desempeño relativa­mente pobre de los demás países, algu­nos de los cuales tendrán cifras negati­vas, como Chile (-0,7%), Argentina sin crecimiento, Brasil con 0,8%, Bolivia con 2,7% y Uruguay con 1,8%.

Teniendo en cuenta las cifras apuntadas tanto por el FMI como por el BM, el des­empeño de nuestro país será positivo, sobre todo porque el sector agrícola vol­verá finalmente a la normalidad.

Aunque como nuestra economía depende muy fuertemente del factor climático, siempre hay lugar para las dudas. La habilidad que se tenga para prever las contingencias y la capacidad para tomar medidas prudentes serán fundamentales para que este año se pueda crecer con fuerza y acercarse a las cifras anteriores al gobierno de Mario Abdo.

Los niveles de pobreza que se han alcan­zado en los últimos años deben rever­tirse con fuerza para que el alza de la economía que se prevé llegue también a los bolsillos de la gente más necesitada y se pueda mejorar la situación social y económica de la mayoría de los paragua­yos. Porque una cosa es el crecimiento de la producción en general y otra muy distinta la distribución de la mejora económica hacia los sectores sociales mediante el crecimiento del empleo, el valor del poder adquisitivo del salario y la estabilidad de los precios de los pro­ductos de mayor necesidad.

En la sabiduría de la conducción del país, como en el manejo de la vida económica y el del orden político y social está la trascendencia del Gobierno. Indepen­dientemente de la buena producción de la soja y otros productos importantes, es de gran importancia contar con una conducción gubernamental que tenga planes adecuados, personas capaces técnicamente y confiables moralmente para el manejo de su administración. Cualquier negocio depende de la buena marcha de sus actividades económicas. Para que sea realmente efectivo es fun­damental su buena conducción. Si no, su eficacia puede verse disminuida y sus ganancias no serán suficientes.

Debido a ello no es indiferente si el país es gobernado por gente habilidosa y capaz o por personas inhábiles técnica y moralmente.

En eso radica la importancia de elegir a los más capaces en la próxima confron­tación electoral del 30 de abril. En poner las riendas del poder en las manos de los más aptos y no en las de los que nada han hecho debido a su incompetencia.

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