Ante la fuerte arremetida de la delincuencia y el gran crecimiento de las acciones delictivas en las que se ataca a los turistas, comerciantes y demás ciudadanos, como nunca antes en Ciudad del Este, urge una acción eficaz del Gobierno. Ya no se puede tolerar la ineptitud de las autoridades nacionales que parecen mirar a otro lado. Porque está visto que no se ocupan debidamente del grave problema de seguridad que ocasiona perjuicios sociales y económicos de envergadura.
Los comerciantes de la capital del Alto Paraná lanzaron un desesperado llamado al presidente de la República reclamando una acción contundente. Se quejaron además de que hasta ahora las autoridades del sector han ignorado los reclamos y no han sabido responder a sus pedidos de mayor seguridad. La crónica policial diaria habla con elocuencia de la situación existente.
La Cámara de Comercio y Servicios de Ciudad del Este dio a conocer el lunes último un comunicado dirigido al Gobierno nacional en el que pide a las autoridades que cumplan su obligación de brindar seguridad en la zona. En especial a los visitantes que vienen al país y que con sus compras dan vida a la economía local.
Dirigiéndose al primer mandatario, dice el comunicado: “Instamos al presidente y demás responsables de la seguridad a que cumplan con el deber y la responsabilidad asumida, para ofrecer tranquilidad a los turistas, a los empresarios y a los empleados, de manera a que se puedan mantener y acrecentar las fuentes de trabajo para miles de familias compatriotas”.
Agrega que han recurrido a las autoridades en innumerables ocasiones, formulando pedidos de vigilancia en el microcentro de Ciudad del Este y que han participado de reuniones buscando respuestas a “nuestros reclamos ante tantos casos de asaltos, secuestros express y extorsiones, con amenazas de muerte a turistas que cobraron destaques periodísticos en Brasil, con repercusión internacional”.
Y destaca que “como única reacción, solo logramos respuestas evasivas y justificaciones, lo que produjo un aumento de la inseguridad y el fortalecimiento de los delincuentes, quienes actúan cada vez con mayor agresividad”.
El documento se refiere a los atracos a comerciantes brasileños y a turistas que llegan a la ciudad que son asaltados para despojarlos de dinero y de mercaderías adquiridas. Además de las estafas realizadas por algunos locales comerciales que venden algunos productos que luego son cambiados por otros de menor valor, hechos que no han sido castigados.
El testimonio del cónsul paraguayo en Puerto Yguazú, Argentina, Magno Álvarez, es harto elocuente en la materia. Dijo que entre 4 a 5 veces a la semana recibe denuncias de agencias de turismo, turistas argentinos, europeos y estadounidenses de asaltos, robos y otros hechos de inseguridad del que son objeto en Ciudad del Este.
“Se les estafa, se les roba a los turistas, lamentablemente hay comerciantes inescrupulosos. Por ejemplo, compran por 100 dólares, pagan con tarjeta de crédito y les quitan 1 mil dólares. Compran un celular, por decirte, un S22 Plus y le ponen en caja otro aparato de mucho menos valor. Es una vergüenza”, se quejó el diplomático.
Los comerciantes esperan una solución rápida para que no se llegue al cierre de negocios y se evite lo sucedido en otras ciudades que pasaron por la misma situación y se convirtieron en poblados fantasmas.
Según estas denuncias, la situación en Ciudad del Este es patética y merece una pronta y adecuada respuesta del Gobierno. No puede ser que los empresarios de comercio pidan medidas para mejorar la situación y que las autoridades no respondan con acciones contundentes. El señor Mario Abdo debe intervenir enérgicamente en la capital del Alto Paraná para remediar la inseguridad que hace muy difícil el comercio honesto en dicha zona del país. No se puede permitir que la delincuencia haga estragos en una de las ciudades más importantes por su comercio internacional, debido a la inacción o la inutilidad de las fuerzas de seguridad. Si la Policía Nacional se demuestra incapaz de obtener buenos resultados, el Poder Ejecutivo debe intervenir incluso con las Fuerzas Militares en esa zona para acabar con la delincuencia.
No hay lugar a las disculpas ni a las explicaciones cuando la situación es insostenible. Se debe actuar con energía para obtener los resultados requeridos.