El lunes 20 se inició oficial­mente el período escolar en todo el país, y a partir de ese momento están retornando a las aulas más de 1.200.000 niños y adolescentes. La extraordinaria movi­lización de personas en todo el país no solo es la más numerosa para una causa determinada, es también la más impor­tante tarea que lleva a cabo la nación paraguaya, que es instruir y educar a los más jóvenes de nuestra sociedad. El pre­supuesto del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) es el único que tuvo un incremento del 11 % para este año. Pero aun así sigue siendo hartamente insu­ficiente para los requerimientos de esta tarea tan fundamental.

En una presentación realizada con motivo del inicio del año escolar, el ministro de Educación, Ricardo Zárate, aparte de reconocer que ha fracasado en su tarea de invertir más en la educación, manifestó que se necesitan 410 millo­nes de dólares para ese sector y que solo se pudo invertir 200 millones de esa moneda. Si bien es indiscutible que la educación en nuestro país necesita más fondos para su desenvolvimiento, uno de los principales problemas de esa insti­tución es el mal manejo administrativo debido al grave problema de gestión que tiene. Un solo detalle ayudará a com­prender esta realidad: más del 90 % del presupuesto del Ministerio de Educa­ción y Ciencias va a salarios, que no solo cubren los requerimientos de los docen­tes para las instituciones de enseñanza, sino de varios miles de empleados admi­nistrativos que tiene la estructura buro­crática de la secretaría de Estado. Según cálculos del ministro, para despegar en el ámbito educativo, el presupuesto ten­dría que ser duplicado. No habla de hacer una reestructuración para tener menos burócratas y más docentes con el mismo monto que se le ha destinado.

De acuerdo con estudios privados del 2022, existen 1.543.125 estudiantes en toda la geografía nacional, que cursan sus estudios en 10.160 instituciones edu­cativas y son atendidos por 76.382 per­sonas que ejercen la docencia en aulas. Del total de jóvenes y niños que estudian en el país, el 79 % concurre a institucio­nes públicas, el 11 % de ellos va a escuelas y colegios que tienen subvención esta­tal, pero con locales que no dependen del Estado. El 10 % restante concurre a ins­tituciones privadas, con lo cual el 21 % de los gastos por los estudiantes no corren en su totalidad a cargo del presupuesto estatal. Existen 520 instituciones pri­vadas subvencionadas que demandan el equivalente de 40 millones de dólares para salarios, que para el Estado es una carga menor, ya que los sectores asocia­dos de esas instituciones se encargan de pagar a otros docentes y de los costos que demandan la infraestructura y el funcionamiento.

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Aparte de invertir más dinero en el pre­supuesto educativo, el Estado paraguayo está obligado a realizar una profunda reestructuración de sus gastos para hacer frente con posibilidades de creci­miento cualitativo a los requerimientos cada vez más importantes de la acti­vidad educativa. Si bien en las últimas décadas se ha aumentado el monto des­tinado al sector educativo, sigue siendo insuficiente, porque crecen en mayor proporción las necesidades del sector dada la alta proporción de gente joven que existe en el país.

Pero al mismo tiempo que se necesitan más fondos pecuniarios, es imprescin­dible que se mejore el manejo de la ins­titución, para que la mayor parte del pre­supuesto que hoy se destina a salarios pueda canalizarse también hacia obras de infraestructura y otros gastos de importancia en el funcionamiento de las instituciones.

De los 8 billones 212 mil millones de guaraníes que tiene como presupuesto Educación para el 2023, solo 508 mil millones se destinan a gastos de inver­sión y 7 billones 704 mil millones de guaraníes son para gastos corrientes, principalmente salarios. Es decir, ape­nas 6,19 % de su presupuesto va para inversiones, mientras que el 93,81 % es para sueldos y afines.

Si la cartera educativa quiere ser efi­ciente, tiene que disminuir sus gastos corrientes eliminando la burocracia de sus oficinas para privilegiar los recursos destinados a las inversiones. En prome­dio, el docente es uno de los funcionarios estatales mejor pagados, lo cual está bien. Pero Educación debe procurar la realiza­ción de mayores inversiones, dejando de lado gastos corrientes superfluos.

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