Acaba de asumir al frente del gobierno del Brasil Luiz Iná­cio Lula da Silva, el político de tendencia progresista que hará frente a un país con muchísimos problemas económicos y sociales. Lo que ocurra en el vecino país es de altísima importancia para el nuestro porque Bra­sil es uno de los principales socios de Paraguay en materia económica, ya sea en su calidad de dueño consorciado de Itaipú como en la agenda comercial de importaciones y exportaciones. La lle­gada al poder de Lula es de gran tras­cendencia, no solo porque en el pasado haya generado con Paraguay una agenda positiva, sino porque existen numerosas cuestiones en que el gobierno de Abdo Benítez cedió ante el ex presidente Jair Bolsonaro y que deben ser revertidas. Lo cual hace que la nueva administración brasileña sea un desafío para las autori­dades paraguayas para enderezar lo que está torcido y para crecer en nuevos pro­yectos conjuntos con miras a los intere­ses nacionales.

Entre los principales asuntos que el actual gobierno paraguayo debe conse­guir con las nuevas autoridades de Bra­sil es lograr que la tarifa de la energía de Itaipú no se reduzca según el capricho de la administración de Jair Bolsonaro, que ya fijó otra rebaja para el 2023. Unilate­ralmente, sin que el consejo de admi­nistración de la binacional haya tomado una decisión, el gobierno brasileño bajó el valor de la electricidad en su país para presionar de ese modo a Itaipú a que lo disminuya según sus intereses, sin con­templar los de Paraguay. La estrate­gia del hecho consumado dio resultado durante el 2022 para que la adminis­tración de Abdo Benítez aceptara una disminución en la tarifa por debajo de la propuesta paraguaya, lo que puede volver a suceder con la del 2023, si el Gobierno nacional acepta. Esta es una de las principales tareas que debe encarar Abdo con la nueva administración a tra­vés de sus técnicos de Itaipú y de la Can­cillería. Ceder ante Brasil no es la mejor estrategia para nuestro país.

Teniendo en cuenta el espíritu del acuerdo firmado por Lula con Paraguay el 25 de julio del 2009, cuando aumentó el valor que pagaba Brasil por la ener­gía de Itaipú que nuestro país le cedía, se tiene que progresar en esa materia. En aquella ocasión, gracias a la buena pre­disposición del mandatario brasileño, se había incrementado tres veces el valor de la energía paraguaya de Itaipú que le daba a valores risiblemente bajos.

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Como la electricidad paraguaya de Itaipú no se le vende sino que se le cede a Bra­sil es que constituye un tema que debe­ría ser renegociado para que Paraguay reciba un valor económico adecuado. Por esta razón es que algunos especialistas han señalado que en las negociaciones que se realicen con el gobierno entrante para el nuevo tratado pendiente sobre Itaipú, en el 2023, nuestro país debe con­seguir la libre disponibilidad de su ener­gía para comercializarla a precio de mer­cado a los clientes y no estar obligado a cederla a Brasil a valores monetarios que ese país decida unilateralmente, como ocurre en la actualidad.

La administración de Abdo Benítez debe adoptar una postura inteligente en sus relaciones con Brasil para tratar de revertir o disminuir los perjuicios reci­bidos por su política entreguista con Bolsonaro en estos últimos años. Uno de ellos es la fijación unilateral de la tarifa de Itaipú por debajo de los niveles que interesan a Paraguay, ya que en el 2022 y ahora para el 2023, los brasileños están rebajando el precio a cifras inferiores a las deseadas aquí.

Parece simple lo que tienen que hacer las autoridades paraguayas con la adminis­tración Lula, proponiendo una agenda ventajosa. Pero teniendo en cuenta los antecedentes del gobierno actual, que se acomodó a los intereses brasileños, la tarea no será fácil. Requiere ideas claras, propuestas realizables, y sobre todo un gran patriotismo para mantener y hacer posible la concreción de los principales asuntos que interesan a nuestro país.

La asunción de Lula al frente del gobierno de Brasil es sin duda una gran oportunidad para que Paraguay pueda hacer mejores negocios y avanzar en la concreción de nuevos proyectos con el vecino más importante que tiene. Lo que depende en gran medida del Gobierno paraguayo.

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