Una de las buenas noticias que se conoció al comenzar esta semana es que el lunes 28 se hizo el anuncio de que la República de China (Taiwán) autorizó la compra de carne porcina de Paraguay. Como este hecho se viene esperando desde hace varios años, en un momento difícil del mercado de ventas del pro­ducto, constituye una excelente novedad para productores e industriales del sec­tor. Aparte de que ayudará a equilibrar las finanzas de empresas del área que se vieron muy golpeadas por la invasión de Rusia a Ucrania, es un mercado nuevo que se abre con muy buenos auspicios para la economía.

Nuestro país es un gran productor de carne porcina de excelente calidad sani­taria. Por eso, a partir del 2017, es una de las pocas naciones del mundo, solo son 38, que integra la lista de miembros recono­cidos libres de peste porcina clásica cer­tificada por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).

El mercado de dicha nación asiática importa alrededor de 100 mil tonela­das de carne porcina al año, lo que puede representar un ingreso de 250 millones de dólares anualmente al país si es que exporta una buena cantidad. Según el titular de Agricultura y Ganadería, Moi­sés Bertoni, Taiwán consume cerca de 900.000 toneladas de derivados suinos y está importando el 10% de ese total, lo que podría ser cubierto en un porcen­taje por la carne paraguaya. La tarea que comienza ahora es que los exportado­res nacionales identifiquen a los posibles compradores chinos y realicen las prime­ras transacciones.

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La autorización de la compra del pro­ducto suino de origen paraguayo es el resultado del trabajo realizado en mayo último por una delegación taiwanesa que vino aquí para inspeccionar la produc­ción nacional. En esa oportunidad técni­cos chinos de las oficinas especializadas de sanidad animal y vegetal y de la admi­nistración de alimentos de ese país traba­jaron con sus pares de Senacsa. El resul­tado fue la habilitación de la exportación del producto procesado aquí.

Según fuentes privadas, hasta octubre de este año las exportaciones de carne suina han tenido una gran disminución frente a las cifras de igual período del año ante­rior. Hablan de una caída superior al 50%, con todo lo que ello significa en términos financieros. De acuerdo con los datos ofi­ciales del Senacsa, los principales destinos de la producción porcina paraguaya hasta octubre último han sido Uruguay, Geor­gia, Armenia y Rusia. A la que ahora se agregaría la República de China (Taiwán).

Este hecho auspicioso ha sido posible mediante el acuerdo de liberación de aran­celes para el ingreso al mercado taiwanés de 54 productos paraguayos, que incluyen artículos de la producción ganadera, agrí­cola y procesados que se firmó en julio del 2017, durante la visita oficial del entonces presidente Horacio Cartes a Taiwán.

Esta posibilidad de nuevas exportaciones representa un logro de suma importan­cia para nuestra economía, pues es una puerta más que se abre para las ventas de nuestros productores. El hecho de que Taiwán califique al producto nacional es muy alentador porque como es un mer­cado referencial, ayudará a la apertura de otros mercados de países exigentes.

Como ha señalado un entendido en la materia, así como Paraguay se destaca como gran exportador de carne vacuna en el mercado mundial, en el que está en los primeros puestos, se aguarda que también avance en la venta del producto porcino hacia nuevos mercados. Nues­tro país produce granos para alimen­tar a alrededor de 80 millones de per­sonas al año en numerosos países, y así puede extender su exportación de carne de diversas especies para cada vez mayor cantidad de consumidores por las nacio­nes del orbe. A nuestro país y a sus labo­riosos productores les da el cuero, como se dice en la jerga cotidiana, para hacer frente a estos grandes desafíos.

Para ello el Estado paraguayo debe hacer lo que le corresponde, asegurando que haya estabilidad en la economía, apo­yando fuertemente a la producción, con facilidades para trabajar sin ningún tipo de interferencias. El sector privado se destaca por su gran capacidad de tra­bajo y sin duda irá conquistando nuevos espacios para su producción, como vino ocurriendo en los últimos decenios. Solo necesita oportunidades y el estímulo suficiente para seguir produciendo y cre­ciendo en forma permanente.

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