La República Federativa de Brasil eligió a Luiz Inácio Lula da Silva, de 77 años, como próximo presidente de ese país de 215 millones de habitantes, el más grande de Sudamérica y una de las potencias más importantes del continente. Por escaso margen de votos, el dirigente del Partido de los Trabajadores vuelve al poder, luego de 12 años en los que tuvo que enfrentar numerosas denuncias judiciales por casos de corrupción y hasta estar encarcelado durante 19 meses. Como el vecino país es el mayor socio del Paraguay, con el que tiene muy importantes intereses económicos, la reasunción del futuro mandatario no resulta indiferente para los paraguayos.
Los sectores políticos y económicos de los más diversos signos aguardan con expectativa la nueva administración gubernamental, luego de los cuatro años en que con el presidente Jair Bolsonaro las actuales autoridades nacionales no consiguieran logros significativos para el Paraguay.
Mucha gente sostiene que las perspectivas de que la nueva administración gubernamental del Brasil pueda ayudar a los intereses paraguayos son altas. Y apoyan su opinión en algunos hechos protagonizados en el pasado por el nuevo mandatario. Sobre todo en lo relacionado con la hidroeléctrica paraguayo-brasileña, ya que el año entrante se tendrá que renegociar el Anexo C del Tratado de Itaipú, en que se deberán definir cuestiones de capital importancia para nuestro país.
Durante las dos administraciones anteriores de Lula se consiguió mejorar el monto de los pagos de las compensaciones por la energía paraguaya cedida al Brasil. Durante el primer gobierno de Lula da Silva, en tiempos de la administración de Nicanor Duarte, Brasil había aumentado el monto del pago compensatorio en 21 millones de dólares. Que luego, en su segundo gobierno, mediante el acuerdo del 25 de julio del 2009 firmado con Paraguay, se logró aumentar de 150 millones de dólares anuales a 360 millones de dólares, lo que significó una contribución importante para la economía paraguaya. Con lo cual durante los gobiernos de Lula en Brasil se pudo obtener un aumento 11 veces mayor en concepto de compensación por el uso de la energía paraguaya de Itaipú que se cede al Brasil.
También se ha señalado que durante la administración del futuro gobernante se consiguió que Brasil financiara la línea de 500 kV que transporta gran parte de la energía de Itaipú desde Hernandarias hasta Villa Hayes, que actualmente está operativa. Sin esta línea de alta tensión desde la hidroeléctrica nuestro país no podría utilizar una gran porción de la electricidad por la imposibilidad de conectarla con gran parte de la geografía nacional.
Según los discursos pronunciados por el presidente electo, es probable que haya un mayor énfasis en las relaciones con los países del Mercosur en materia de integración. Por eso se aguarda que las relaciones paraguayo-brasileñas sean también más favorables para los asuntos que están pendientes de resolución que son cruciales para los intereses de nuestro país.
A tono con eso no es casual el saludo del precandidato colorado a la presidencia de nuestro país por Honor Colorado, Santiago Peña. Al conocerse los resultados finales de los comicios brasileños, expresó sus congratulaciones al pueblo del Brasil y a Lula da Silva. Y enfatizó: “Si Dios permite, trabajaremos juntos para fortalecer lazos entre nuestras naciones”.
Hay que recuperar al país de los lamentables errores causados por el Gobierno, sobre todo en el tema de Itaipú. Tal es el caso del acta secreta suscrita entre las autoridades paraguayas y brasileñas en el 2019 que ponía en riesgo la soberanía paraguaya en la hidroeléctrica, que casi provocó el juicio político a Mario Abdo cuando estaba por cumplir un año en la Presidencia. En esa ocasión, gracias a la presión política y popular, el Gobierno desautorizó el polémico documento, y se pudieron salvar los intereses del Paraguay. Uno de los últimos temas controvertidos es la tarifa de Itaipú para este año, que Paraguay quería mantener en niveles elevados y que el vecino país no permitió. El gobierno de Abdo finalmente aceptó una reducción por debajo de las pretensiones paraguayas.
Para que no ocurran hechos similares, las relaciones con Brasil deben ser manejadas con patriotismo y profesionalidad. Y aprovechar la buena voluntad que en el pasado ha demostrado el mandatario electo.