Luego de una áspera sesión, el miércoles último la Cámara de Diputados postergó el trata­miento del proyecto de ley por el que se pretende endeudar al Instituto de Previsión Social (IPS) por el equivalente de 240 millones de dólares para pagar su deuda. La idea del oficialismo de que­rer endeudar más al organismo previsio­nal para pagar su inmensa deuda parece no tener consenso. Es que el catastró­fico manejo administrativo y social de sus actuales autoridades, que aumentó su pasivo cuatro veces en los últimos años, no inspira confianza en los legisladores para que se les autorice seguir incrementando su déficit. Como si no tuviera ingresos y como si no hubiera deudores crónicos a quienes cobrar para mejorar sus finanzas.

El organismo estatal quiere hacer frente a sus compromisos financieros recurriendo a lo más simple, endeudarse irresponsa­blemente. Sin importar el verdadero costo económico y social que puede implicar seguir incrementando su débito, como ha venido haciendo en los últimos cuatro años.

Lo que asusta a los legisladores que han analizado el proyecto de ley es que la administración de Vicente Bataglia al frente del IPS no ofrece garantías de buena gestión de los recursos que se quie­ren prestar de los bancos. Haciendo algu­nas comparaciones, sale muy mal parado el manejo financiero del ente. El ejemplo más simple es que en el 2019, apenas asu­mió el actual gobierno, el pasivo del orga­nismo era de 400 mil millones de guara­níes, una cifra manejable. Pero luego de cuatro años las deudas se incrementaron a 1 billón 600 mil millones de guaraníes; es decir, cuatro veces más.

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Algunos diputados que analizaron estas cifras se preguntaron cómo y qué hicieron Bataglia y su gente para aumentar tanto el descubierto en tan poco tiempo. La evi­dencia que surge es que todos estos años no pagaron nada por la compra de los pro­ductos a los proveedores de medicamen­tos. ¿Y si los directivos del IPS no paga­ron sus compras, qué hicieron con la gran cantidad de recursos financieros que reci­ben de los asegurados y de las patronales?

Para muchos que estudiaron la situación, es evidente que existe un mal manejo administrativo en la institución. Porque si no nadie puede explicar por qué se llegó a acumular tanta deuda en tan solo 4 años teniendo los ingresos que recibe habitual­mente.

De acuerdo con lo visto y oído en la sesión de Diputados del miércoles último, no existirían los votos necesarios para que se apruebe el proyecto de más endeuda­miento del organismo estatal. Por ello se postergó su estudio para más adelante y no se fijó ninguna fecha ni plazo para su tratamiento.

Los directivos del organismo estatal deben cambiar de estrategia para con­seguir dinero para el pago de sus obliga­ciones. Su principal deudor es el Estado paraguayo, que hace 50 años viene arras­trando millonarios montos sin aportar, como debe hacerlo según manda la ley. Se calcula que la deuda estatal por ese con­cepto es el equivalente a 450 millones de dólares, una suma que ayudaría a cubrir todo su pasivo y a pagar sus adquisiciones al contado. Tendrían que presentarle al Ministerio de Hacienda un plan de pagos y exigirle que en el presupuesto esta­tal de cada año prevea una suma impor­tante para ir saldando ese compromiso, así como anualmente está pagando su deuda a otros acreedores. Los legislado­res pueden ayudar aprobando la ley que se requiera para ese propósito.

El IPS debe apurar la cobranza a las empresas deudoras que tienen cuentas por el aporte que descontaron a los traba­jadores y por la suma que les corresponde abonar. Para los morosos en dificultades se debe acordar un sistema de pago que garantice el cumplimiento de esta obliga­ción. A los patrones que eluden el cumpli­miento de esta ley les debe multar y hacer que aporten como corresponde. Para lo cual se impone una campaña contra el trabajo en negro, que tiene una altísima prevalencia en el país.

Si el ente previsional logra que sus gran­des deudores se pongan al día y realiza su tarea administrativa con eficiencia, reci­birá miles de millones de guaraníes que le corresponden, sin necesidad de hipote­carse. No es razonable aumentar la deuda de una empresa cuando puede cobrarles a los que le deben.

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