Una de las novedades del 15 de agosto, en que la administra­ción de Mario Abdo cumplió 4 años de gestión, fue la irrup­ción de los empresarios que piden de las autoridades que se ocupen de gobernar el país para conducirlo por los caminos que lo lleven a la reactivación. No fue un mero mensaje protocolar por el festejo de Asunción sino un pedido de mejorar la gestión gubernamental. Expresaron también su compromiso de aumentar las inversiones en las diversas áreas de la economía para que haya más empleo y se promueva un desarrollo que sea susten­table.

Los gremios del sector privado que están preocupados por la marcha incierta del Para­guay lanzaron un fuerte llamado a los tres poderes del Estado para exigirles que tomen conciencia de la realidad que se vive. Dijeron que la incertidumbre política en que se está viviendo no ayuda para poder recuperar el país de la difícil situación en que se encuen­tra. Por lo que invitaron a corregir los errores y reencauzar la dirección del país hacia la tan ansiada recuperación económica.

La Federación de la Producción, la Indus­tria y el Comercio (Feprinco), el organismo del sector privado que agrupa a los gremios más prestigiosos del empresariado del país, aprovechó la recordación de la fundación de Asunción para pronunciarse sobre la situa­ción actual. Y reclamó del Gobierno, a través de sus diferentes poderes, que haga fuerza para superar la situación de crisis y así posi­bilitar la rehabilitación de la economía para­guaya.

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A fin de que el Gobierno, distraído en las internas partidarias, se ponga a rectificar su tarea, le señaló enérgicamente que “es momento de corregir los errores” que se han cometido. Y para enmendar las equivoca­ciones, le pidió “redireccionar el timón de un Paraguay que tiene suficientes condicio­nes para ser aliado estratégico de la región y el mundo”. En el cuidadoso lenguaje de las entidades no políticas, requirió que se ocupe realmente de los verdaderos proble­mas del país en lugar de seguir transitando el camino de la política partidaria que no conduce a nada.

Concretamente, al Poder Ejecutivo le solicitó “eficiencia y servicios de calidad, en cuanto a la salud, la educación, la seguridad y aquellos que promueven el buen clima de negocios en el país”. Al Poder Judicial, donde moran miles de expedientes que reclaman la vigen­cia del estado de derecho, le solicitó justicia rápida, eficiente y el fin de la impunidad.

Al Poder Legislativo, donde los legisladores habitualmente se ocupan preferentemente de las actividades políticas partidarias, le reclamó “centrarse en la producción de leyes adecuadas, en el marco de la Constitución Nacional y que impulsen al país a la moder­nidad y a la economía del conocimiento”.

En el análisis de la realidad nacional, el docu­mento menciona el paso positivo de haber aprobado la evaluación de Gafilat con el tra­bajo realizado en la prevención del lavado de dinero, la lucha contra el financiamiento del terrorismo y las armas de destrucción masiva. Resalta que con la mejora en la califi­cación del riesgo país, ahora hay que encarar el fortalecimiento de las instituciones.

El pronunciamiento de los empresarios debe ser aceptado por las autoridades nacionales como el pedido de un aliado importante en la conducción de los asuntos nacionales para superar las contingencias y rectificar los de- saciertos. No es una queja sin sentido, sino un importantísimo pedido de redireccionar la conducción del país para poder alcanzar los objetivos del desarrollo.

Es obligación del Gobierno reconocer sus desaciertos para poder marcar el nuevo rumbo. Y uno de ellos es no haberse ocupado suficientemente de la actividad económica, porque ha preferido distraerse en la política interna en la que sigue embarcada en este momento de cara a las elecciones partidarias del 18 de diciembre. El Presidente y sus prin­cipales ministros deben abandonar la pelea en la Asociación Nacional Republicana y tra­bajar en lo que están obligados por sus res­ponsabilidades legales, que es conducir los asuntos del país.

Esta administración estatal ha cumplido 4 años al frente del Gobierno, y su balance de realizaciones no sobresale por sus logros. Ahora que le falta todavía un ejercicio tiene que rectificar sus errores y ponerse a traba­jar con eficiencia para superar la crisis. Tal como le acaban de pedir los empresarios.

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