El sistema educativo de nuestro país sufre carencias muy impor­tantes, lo que hace que el Para­guay esté entre los países mal calificados en la materia. Los más críticos señalan que está entre los peores en la cues­tión educativa, muy similar a ciertos países de África, mientras que otros reconocen la mala situación y piden una profunda trans­formación cualitativa y grandes inversiones para la reforma educativa. En cualquiera de los casos, no estamos bien en este asunto tan delicado para la vida nacional, lo que hace necesario encararlo para realizar las transformaciones necesarias.

Es necesario reconocer las falencias y recla­mar un estudio profundo que abarque todas las aristas de la realidad para ensayar la solución más adecuada. Por ello, hay que conminar a las autoridades nacionales a que se ocupen decididamente de los requeri­mientos más importantes de la educación.

Uno de los índices de la calidad de un deter­minado sistema educativo es el porcentaje de retención escolar, ya que la cantidad de niños que siguen en las aulas habla de la situación en materia de educación formal. A menor deserción, mejor desempeño educa­tivo, en tanto que la mayor deserción indica una lamentable realidad.

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De acuerdo con ciertos datos disponibles en el país, la deserción escolar en general, tomando todos los niveles, sería del 59%. Lo que quiere decir que de cada 100 alumnos que comienzan la primaria, 59 no llegarían a terminar la escuela secundaria. En cuanto a la educación primaria, que es la básica, se tiene que, de cada 100 alumnos que inician la escuela, solamente 60 llegan a concluirla, con lo que la deserción en este nivel de la educación es del 40%. Una de las causas de este porcentaje de abandono de las aulas en este proceso inicial es la pobreza, con sus consecuencias colaterales, según los estu­dios que se conocen. Por ello, en las comu­nidades más pobres son menos los chicos matriculados. Algunos críticos señalan que solo alrededor del 85% de los niños en edad escolar ingresan al sistema educativo, que es una tasa baja que no se debe admitir.

Un hecho acontecido hace algunos años revela el nivel de la educación del Paraguay: fue cuando el Ministerio de Educación y Ciencias dio a conocer los libros de primaria que había impreso para distribuir entre los alumnos y las instituciones escolares. Sus páginas estaban llenas de errores gramati­cales y ortográficos, con transgresiones de las normas más elementales de la lengua castellana. Los textos tenían faltas tan evi­dentes que fue una vergüenza para la insti­tución educativa y para el Gobierno.

Teniendo en cuenta esta realidad, son muy oportunos los análisis y comentarios rea­lizados por el sacerdote jesuita Jesús Mon­tero Tirado, quien señala que el plan educa­tivo existente es lamentable. Ha expresado que el “supuesto Plan Nacional de Transfor­mación Educativa (PNTE) es una basura”, porque no tiene fundamento científico ni sustentación antropológica.

Según su opinión, en los que escribieron el plan existirían ciertos intereses determi­nados para una sociedad que apunta a un Estado totalitario. Esto se notaría porque no se analiza la pedagogía. Enfatizó que la educación necesita bases científicas, como la antropología, la sociología, la sicología, la filosofía y las ciencias actuales.

En una entrevista con nuestro diario, apuntó que el plan de transformación educativa del Gobierno no se fundamenta en las ciencias auxiliares que necesita todo proyecto edu­cativo, como la antropología. Agregó que la sociología y la sicología no están conside­radas como ciencias auxiliares del referido proyecto que busca transformar la educa­ción. Afirmó que la formación docente que ofrece el ministerio no tiene calidad sobre todo porque el sistema curricular que pro­pone tiene falencias fundamentales.

La situación educativa del país requiere de una conducción altamente cualitativa que sea capaz de construir una profunda trans­formación del aprendizaje y la formación. El plan aludido debe seguir los parámetros señalados por los especialistas con las bases de las ciencias que sirvan de sustento para lograr el objetivo que se propone.

Esta propuesta, en el momento actual, más que un desafío para este gobierno es uno de los principales retos que tiene la sociedad paraguaya, que ya no puede confiar la edu­cación de sus hijos a los incapaces e impro­visados de siempre.

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