El oficialismo y unos cuantos oposi­tores oportunistas se encuentran en una batalla campal para desca­bezar instituciones detrás de sus aspiraciones políticas, mientras el país, lite­ralmente, se hunde. Existen urgencias que ya no se pueden seguir postergando como es la desidia y el penoso manejo del Instituto de Previsión Social (IPS), que tiene al frente a Vicente Bataglia.

Dos declaraciones ya han surgido del Con­greso de la Nación, una de la Cámara de Dipu­tados y otra del Senado, instando tanto al pre­sidente del IPS como a todo el Consejo de la previsional que liberen sus puestos debido a la mala administración como negligencias médi­cas que vienen surgiendo, con más gravedad en los últimos meses. Sin embargo, Bataglia y la directiva siguen atornillados a sus cargos desentendiéndose de la tragedia de los asegu­rados que lloran todo tipo de carencias en sus respectivos seguros sociales.

El pasado miércoles 20 de julio, en medio de discursos con fuertes cuestionamientos, los diputados aprobaron el pedido de interpela­ción al presidente del IPS tras la denuncia de supuesta negligencia médica a un asegurado de 78 años, a quien amputaron ambas piernas. Además, un rosario de denuncias que pesan sobre él motivó a los parlamentarios a llevarlo al banquillo de los acusados de la Cámara Baja.

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El presidente deberá responder alrededor de 44 preguntas sobre su deprimente gestión. Mientras los diputados prevén variedad de interrogantes a través de una interpelación que en realidad se traduce en la pérdida de confianza, el presidente de la República, con una actitud que no sorprende, se juega a favor de la desastrosa labor de Bataglia.

La semana pasada, los medios de comunica­ción difundían la posición del presidente de la República, Mario Abdo Benítez, con la que ratificó su confianza al presidente del IPS. Contrario al pesar de los asegurados, mani­festó su conformidad con el manejo en la pre­visional, dijo que Bataglia no será cambiado.

La administración Bataglia tocó fondo. No paran las denuncias de corrupción, mala atención, escasez de turnos y medicamen­tos. Como varios rubros, la salud se hunde en manos de las actuales autoridades del IPS.

Desde el call center, la disponibilidad de médi­cos, turnos y medicamentos, están cada vez más alejados de cubrir las necesidades de los asegurados. Los aportantes que pasan por las salas de internados o de cirugía se quejan de que deben comprar absolutamente todo, desde curitas, gazas, jeringas, hasta los costo­sos remedios para las intervenciones.

Las licitaciones parecieran estar armadas para los amigos. Compras y adjudicaciones sin urgencia son priorizadas en tiempo récord, mientras medicamentos oncológicos se proce­san a pasos de tortuga.

En estos días nos enteramos que el IPS no cuenta con fármacos considerados de pri­mera y segunda línea para enfermos con cán­cer y que desde hace 6 meses los pacientes de la institución diariamente van al mencionado centro especializado del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS) con sus recetas a pedir medicamentos.

La lamentable situación fue confirmada por el director del Incan, doctor Julio Rolón. Sos­tuvo que su institución ya proveyó 8.447 medi­camentos oncológicos para pacientes del IPS en estos últimos meses.

Estas situaciones de riesgo para la vida de muchos asegurados dependientes de medica­mentos específicos no se tratan con la misma insistencia en los estamentos del poder. Des­cabezar la Fiscalía General del Estado ya está sacrificando más de una semana del costoso tiempo que financiamos los contribuyentes a través de los millonarios sueldos de nuestros parlamentarios. Todo con el empeño de degra­dar un poder del Estado para la caza de rivales y eso la ciudadanía lo nota a leguas.

La oposición y el desesperado oficialismo todavía no entienden que las elecciones se ganan con votos, no con amenazas ni garrotes.

La campaña electoral tiene a casi todo el gabi­nete del Presidente ocupado en proselitismo, mientras se acentúan aún más la delicada situación y las urgentes necesidades de la ciu­dadanía. El abandono y la crisis económica a las que se suman instituciones bastardea­das convierten en un verdadero vía crucis los momentos que vivimos.

Estamos afrontando etapas de extremas caren­cias, el IPS es una bomba de tiempo y los parla­mentarios, los diputados que tendrán la misión de interpelarlo, deberán actuar conforme a las circunstancias para, al menos, tratar de mitigar mayores desgracias en la institución.

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