Las infundadas acusaciones, hechas el viernes último por el embajador de Estados Uni­dos contra el ex presidente Horacio Cartes, tienen un fuerte peso político por el momento que se vive en el Paraguay y gran valor propagan­dístico para las internas del Partido Colorado.

A pesar del regocijo del oficialismo colorado por la inesperada ayuda proveniente de una legación extran­jera, los paraguayos tendremos que seguir lidiando con la incapacidad del Gobierno y la inutilidad de Mario Abdo para solucionar la caída de la econo­mía, la disminución del empleo y el aumento de la pobreza, que son los hechos que realmente tienen peso en la preocupación de la gente y que se ten­drán en cuenta a la hora de depositar los votos en los candidatos colorados.

El embajador de los Estados Unidos explicó que su gobierno decidió dene­gar el ingreso a su país al señor Cartes y a sus hijos por motivos que la canci­llería de ese país, el Departamento de Estado, considera necesarios. Nadie duda que el gobierno de Washing­ton tiene derecho a quién elegir para ingresar o no a su territorio porque es un país soberano. Pero no le asiste nin­gún derecho para condenar a las per­sonas cuando no existe una decisión judicial proveniente de los órganos competentes de la Justicia. En ese país como en cualquier nación del mundo, donde existe el Estado de derecho, el Poder Ejecutivo no tiene ninguna com­petencia para condenar a alguien por los supuestos delitos cometidos. En todo caso, puede enviar a las personas indiciadas de cometer transgresiones a que la Justicia las juzgue respetando el derecho a la defensa. Y, en términos legales, nadie es delincuente hasta que un juez competente así lo decida.

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La decisión del Departamento de Estado es una disposición administra­tiva que no tiene mayor alcance que el impedir el ingreso al territorio de ese país. No incide en la situación jurídica de las personas ni le asiste el derecho de juzgar a nadie por supuestos delitos que pudieran darse en otros países del planeta. Por su poder político y gran poderío militar puede hacer de policía del mundo, pero ya se sabe que un acto de fuerza no da ningún derecho.

El ex presidente Horacio Cartes se defendió de las acusaciones hechas por el embajador norteamericano en términos categóricos rehusando la decisión del Departamento de Estado. “Niego y rechazo el contenido de las acusaciones, las que considero infun­dadas e injustas”, escribió en un comu­nicado. Y agregó: “Siempre estamos y estaremos comprometidos en ofrecer todo el apoyo y la información de pri­mera fuente que las autoridades nece­sitan para esclarecer los asuntos que nos cuestionan”.

Señaló que continuará trabajando e invirtiendo en el país, generando fuen­tes de trabajo. “Seguiremos trabajando en el mismo rumbo, acompañando el fortalecimiento de la democracia, apostando a la inversión en el Para­guay y generando oportunidad y fuen­tes de trabajo a miles de paraguayos”, remarcó.

En la actualidad, el país está en víspe­ras de las elecciones generales de abril del 2023 para las que se están prepa­rando las diferentes agrupaciones polí­ticas. El Partido Colorado está atra­vesando una lucha particularmente encarnizada entre los que sostienen la continuidad de la desastrosa admi­nistración de Abdo Benítez, con Hugo Velázquez como candidato, y la pro­puesta de Honor Colorado (HC), con la candidatura de Santiago Peña. Las encuestas demuestran que el represen­tante del Gobierno no tiene el apoyo de la mayoría, que sí está a favor de Peña.

Esta situación intranquiliza a los exponentes del Poder Ejecutivo, por lo que están aprovechando todos los medios lícitos e ilícitos para sumar votos. Ante tal desesperación, las declaraciones del embajador esta­dounidense son un alivio. Aunque saben que los votos no se moverán porque la gente ya los conoce y sabe en quién confiar.

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