Mientras la pobreza en las zonas urbanas y rurales del país está creciendo, los datos de la actividad económica en lo que va del año revelan que continúa la retracción. El comportamiento de los más importantes renglones de la economía del país sigue sin mostrar señales de mejoramiento. Lo que puede interpretarse como que no hay indicios de que la situación pueda prosperar en el corto plazo para salir del aprieto.

De ahí la importancia de que, en el Gobierno, y en todos los niveles de la sociedad, se tenga conciencia del panorama y se intensifique el esfuerzo conjunto por buscar una pronta mejora.Informaciones dadas a conocer por nuestro diario sobre la situación de la pobreza en el país están demostrando en números incuestionables la dura realidad de un importante sector de la población nacional, que, lastimosamente, las autoridades parecen no conocer.

Una de las principales causas de la pobreza es cuando no hay suficiente trabajo para la gente, que le permita el ingreso monetario adecuado para cubrir sus necesidades básicas. Es decir, el desempleo, que implica no tener tarea remunerada para hacer frente a los requerimientos del día a día.

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La tasa de desempleo en nuestro país llegó al 8,5% en el primer trimestre de este año, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), lo que significa que había más de 300 mil personas sin trabajo, según los registros oficiales, que no siempre miden toda la dimensión de la realidad. Y, aunque no se conocen mediciones oficiales, la salida de paraguayos al exterior en busca de trabajo ha sido constante, sobre todo a la Argentina y a España.

Con el 8,5% de desocupados, Paraguay es el segundo país de esta parte de América con el mayor índice de desocupación, luego de Brasil, que apunta un 11,1%.

A raíz de los altos índices de gente que no trabaja, en los tres últimos años la cantidad de pobres tuvo un crecimiento del 34% en el área urbana y del 0,9% en el campo. De acuerdo con las cifras del INE, de los 763.663 pobres que vivían en el área urbana durante el 2018, la cantidad ascendió a 1.025.905 en el 2021, lo que significa que en tres años se sumaron 262.242 nuevos pobres en las zonas no rurales del país, tiempo que coincide con los primeros años de la administración de Abdo Benítez.

De acuerdo con las estadísticas, el 26,9% de los habitantes del Paraguay está en situación de pobreza. Lo que quiere decir que 1.951.020 personas tienen ingresos que no les permiten cubrir el valor económico de la canasta de los productos de consumo diario. Es decir, no tienen lo suficiente para comer. De esta cantidad de personas, 283.000 individuos, el 3,9% de la población se encuentra en situación de pobreza extrema.

El indicador mensual de la actividad económica (Imaep) del Banco Central del Paraguay revela que la economía volvió a caer en mayo, con lo que el bajón de la actividad productiva, comercial y de consumo tuvo una disminución general del 3,8% en los cinco primeros meses de este año. Los desempeños negativos se registraron en la agricultura, la construcción, una parte de las industrias y de los servicios. Entre las manufacturas, las que peor comportamiento tuvieron fueron la producción de aceites, azúcar, lácteos, panaderías, molinos, fabricación de productos metálicos, cueros y calzados.

La caída de la actividad económica en los principales renglones en lo que va del año, el aumento del número de desocupados registrados en los primeros meses y el consecuente incremento de la pobreza son datos de una dura realidad que no se pueden ignorar. Y menos lo pueden hacer los responsables políticos y administrativos del país que están empotrados en el Gobierno.

El sufrimiento de los desocupados, el dolor de los que padecen la marginación de la pobreza y la caída de la economía no se pueden curar con discursos políticos más o menos bien floreados. Necesitan medidas concretas, decisiones adecuadas y acciones valientes de parte de las autoridades nacionales. De quienes se espera que abran los oídos a la realidad, escuchen el clamor del momento y se pongan manos a la obra.

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