Una encuesta conocida el fin de semana último sobre la ges­tión y la imagen política del presidente Mario Abdo Bení­tez lo deja muy mal parado y revela que su aceptación ha declinado fuertemente, además de que la lucha contra la corrup­ción es su peor defecto. La pesquisa fue realizada por el Centro Estratégico Lati­noamericano de Geopolítica (CELAG) entre el 16 de mayo y el 9 de junio con 2.006 personas de 14 de los 17 departa­mentos del país.

Señala que la imagen negativa del Presi­dente es del 81,4% y solo un 12,2% tiene un concepto positivo. En agosto del 2021 el concepto negativo del primer manda­tario era del 78,7% y el positivo del 17,9%. Con lo cual la imagen desfavorable del funcionario creció 2,7 puntos porcentua­les y la percepción positiva declinó 5,7 puntos, en los últimos nueve meses.

La desaprobación de su gestión al frente del Gobierno llega al 82,6% de los encuestados porque la califican entre regular, mala y muy mala, siendo la mayor porción, el 37,8% los que creen que es muy mala. Solo el 17,40% de los entrevistados consideraron que el tra­bajo del mandatario era regular, bueno o muy bueno.

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Dentro del grupo de los ciudadanos des­contentos, la percepción por la mala ges­tión en la economía alcanza al 85,6%, en tanto que solo el 13,7% le destina una calificación positiva. En cuanto al tra­bajo realizado durante la pandemia, el 65,6% consideró una tarea negativa y un 33,8% lo calificó en términos positivos.

La imagen desfavorable de los entrevis­tados sobre la lucha contra la corrupción de la administración gubernamental es muy elevada, ya que el 91% le otorgó notas en términos negativos. Para el 50,1% es muy mala, el 29,9% cree que es mala, mientras que el 11% estima que es regular mala.

Llama la atención las opiniones de muchos entrevistados (el 55%) que pien­san que el Estado debería dar una ayuda económica a las familias por el número de hijos que tienen para mejorar la situa­ción económica de los más vulnerables. El 70% cree que debe haber intervención estatal para disminuir las tarifas de la energía eléctrica y mejorar el servicio de transporte público.

Algunos sectores afines a las figuras del Gobierno descalificaron el trabajo por provenir de una entidad que respondería a sectores políticos de la izquierda. Dije­ron que por ello los números y las conclu­siones no son confiables. Pero lo cierto es que se trata de la opinión de 2.006 perso­nas entrevistadas, que si hubiera resul­tado favorable al Gobierno hubiera sido aceptada sin cuestionamientos.

No hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de que la mayor parte de los habitantes de nuestro país no se encuen­tra cómoda por una serie de factores negativos que inciden en su vida diaria.

La pesquisa no revela ningún secreto sino más bien confirma la percepción que se tiene en el andar de cada día entre los exponentes de nuestra sociedad que se sienten golpeados por la caída de la eco­nomía, el aumento de la inflación y las expectativas poco claras de lo que espera al país en el futuro inmediato, tanto en lo político, social y económico. Es lo que se nota habitualmente en la calle y en los lugares públicos entre las personas de las más diferentes inclinaciones políti­cas o ideológicas. El hombre y la mujer común están muy golpeados por la situa­ción económica y sus consecuencias en el deterioro de su calidad de vida, lo que se revela en esta compulsa y se podría observar en cualquier investigación que se realizara sobre el panorama actual del Paraguay. Es una simple fotografía de lo que está aconteciendo, y, aunque mues­tre imágenes que puedan resultar desa­gradables, es la cara de la realidad econó­mica y social que repercute en la política.

Cualquier institución o persona que qui­siera hacer bien su trabajo estaría intere­sada en saber lo que siente y dice la gente, para ajustar su conducta a los requeri­mientos de la sociedad. Una reacción contraria solo revelaría un lamentable desinterés por el sentir de la comuni­dad y su escasa inclinación por ver lo que necesita el país.

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