Ayer se cumplieron cinco años de la firma del histórico acuerdo Cartes-Macri sobre la deuda de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) con el Tesoro argentino y el nuevo ordenamiento administrativo. El documento también acordó la maqui­nización del brazo Aña Cuá del río Paraná para ampliar la producción de la cen­tral hidroeléctrica. Aunque al principio el entendimiento binacional tuvo fuer­tes detractores, entre ellos personas que ejercen hoy las más altas investiduras del Gobierno paraguayo, el peso de la verdad y la importancia de lo acordado indican que es uno de los más importantes conve­nios internacionales suscritos por nues­tro país en las últimas décadas.

El mencionado acuerdo no solo ha posibili­tado el ordenamiento administrativo de la entidad binacional, cuya situación institu­cional era un caos, sino que ha establecido el monto real de la deuda, blanqueando la situación financiera que aliviana el pasivo del Paraguay. Y, como si fuera poco, ha posibilitado la ampliación de la capacidad de generación de energía, para la cual se están realizando las obras civiles y técni­cas que corresponden en el brazo del río que transcurre en el lado paraguayo cono­cido como Aña Cuá por la turbulencia de sus aguas.

El documento había sido suscrito por el entonces presidente de la República, Hora­cio Cartes, y su homólogo de la Argentina, Mauricio Macri, el 4 de mayo del 2017. Simbólicamente, el acto se había llevado a cabo en la cota 70 de la nave principal de montaje de la hidroeléctrica en Ayolas.

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En esa zona, el río Paraná tiene dos brazos: uno es el principal que es el límite entre Paraguay y la Argentina, en que están las turbinas y el vertedero más grande de las aguas del río. El otro es el brazo Aña Cuá, la parte del río que transcurre entre la isla Yacyretá y el territorio continental para­guayo. Aquí no se aprovecha el líquido para la producción de electricidad pues se escu­rre por el segundo vertedero y corre por el curso del Paraná. Estas aguas que no se aprovechan y transcurren por el escurri­dor de Aña Cuá se pretenden utilizar ahora para la producción de más energía con la colocación de tres máquinas hidráulicas.

Mediante la maquinización de este brazo, las 16 compuertas que tiene este vertedero, que dejan ir hasta 40.000 metros cúbi­cos de agua por segundo, sin aprovecha­miento, generarán 10% de energía adicio­nal en la hidroeléctrica. Para ello se están instalando en el lugar tres turbinas tipo Kaplan, de eje vertical, con 90,20 MW de potencia unitaria. El salto neto del agua será de 19,9 metros y posibilitará la genera­ción anual de 2.000 GW/hora.

Las obras de ampliación se iniciaron en junio del 2020 y se prevé que puedan con­cluir el año venidero, lo que acarreará la consiguiente mejora en la oferta de elec­tricidad para el país. La maquinización del brazo Aña Cuá, cuando esté en funciona­miento, producirá ingresos adicionales cercanos a los 80 millones de dólares al año. De esta suma anualmente se destina­rán 490.000 dólares para resarcimiento de la Ande.

Entre otros beneficios que acarrea la ampliación de la hidroeléctrica está la creación de alrededor de 3.000 puestos de trabajo para los habitantes de la zona. Además de la movilización de diversos sec­tores económicos vinculados a las obras civiles y electromecánicas que inyectan dinero en estas épocas de vacas flacas.

A cinco años de la firma del documento binacional se está divisando claramente la importancia del acuerdo entre Horacio Cartes y Mauricio Macri, como mandata­rios de sus países, no solo por la regulariza­ción de los manejos internos de la entidad, el arreglo de la deuda y la disminución de las acreencias argentinas. La maquiniza­ción de Aña Cuá que está en plena ejecu­ción es uno de los capítulos más resaltan­tes de aquel escrito en el que se pactó hacer los ajustes y proyectarse al futuro con más producción energética.

A pesar de las críticas de los detractores, inspiradas en la politiquería barata, los hechos están demostrando la trascen­dencia económica y política de producir más energía eléctrica. Ninguno de ellos se acuerda ahora de sus cuestionamientos. Deberán callarse. Sobre todo, cuando en el 2023 las tres nuevas turbinas del brazo Aña Cuá comiencen a producir más ener­gía para el progreso.

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