Las astronómicas e históricas deudas de instituciones del Estado que develó el intendente de Asunción, en medio de las presiones mediáticas que le atribuyen la responsabilidad casi exclusiva del desas­tre estructural de la capital del país, fue una noticia que cayó como balde de agua fría en la cara de los contribuyentes cum­plidores de sus obligaciones.

Es sabido por medio de rumores y hasta algunos datos extraoficiales la existen­cia de morosidad en concepto de servi­cios básicos en las instituciones estata­les. Los montos siderales de deudas que dio a conocer en la semana el intendente capitalino sugieren que pagos adeudados a empresas públicas pudieran ser aún más escandalosos que los montos que dejaron a la Municipalidad de Asunción.

Según los números revelados por el inten­dente Óscar Rodríguez, la Municipalidad de Asunción registra deudas de 11 insti­tuciones por servicio de recolección de residuos que suman cerca de G. 200.000 millones. Una cifra astronómica es el clavo que dejaron incrustado a la admi­nistración comunal.

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En la lista de morosos están el Ministerio del Interior por G. 8.408.365.000, Minis­terio de Educación y Ciencias (MEC) por G. 11.248.772.000, Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social por G. 16.657.266.900, Ministerio de Defensa Nacional por G. 68.435.062.090, Ins­tituto de Previsión Social (IPS) por G. 24.349.866.600, Universidad Nacional de Asunción (UNA) por G. 4.337.642.900, Essap por G. 3.060.865.300, Ministe­rio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH) por G. 2.090.072.700, Ferro­carriles del Paraguay SA (Fepasa) por G. 2.024.986.900 y el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) por G. 1.570.902.900.

Como se puede ver, son deudas históri­cas con millones acumulados en mora, lo que refleja la desidia y el desinterés de las administraciones que pasaron por estas instituciones. Es ilógico, pero en la nómina de morosos vemos, por ejemplo, ministerios que en esencia representan la salud pública que desatienden un aspecto que guarda relación con el servicio de lim­pieza a través de la recolección de basura.

El intendente de Asunción anunció una serie de notificaciones de cobro y ges­tiones de plan de pago que requerirá en estos días y que, de no haber respuesta por parte de los deudores, dejará de pres­tar el servicio de recolección de residuos a estas instituciones. “Es insostenible que el mantenimiento de la capital sea la carga de unos pocos contribuyentes y que los mayores generadores de basura en Asunción lleven tantos años adeudando al municipio en este concepto”, fue el tajante mensaje que lanzó el jefe comu­nal en estos días a través de diferentes medios.

De verdad que es una lamentable situa­ción, una burla a los contribuyentes cumplidores y un agujero miserable a la administración municipal. No existen argumentos que puedan justificar tama­ñas deudas que, de no honrarse, otra vez recaerán sobre las espaldas de la ciuda­danía, que con sus impuestos costeará demandas y juicios que devinieran del reclamo del acreedor.

Las instituciones públicas se financian con los impuestos de los contribuyen­tes y algunas regalías provenientes de las empresas públicas, las binacionales y otras. Las municipalidades también, pero principalmente estas sobreviven con los impuestos de la comunidad y lo que pue­dan generar de recursos con la explota­ción de servicios básicos como la recolec­ción residual.

El Estado y sus instituciones no pueden seguir desentendiéndose de sus deudas, en cualquiera de los rubros. Eso es aten­tar contra sí mismo, porque todos los entes dependen entre sí para el buen fun­cionamiento. La falla de alguno de ellos implica en este caso un boicot adminis­trativo que termina perjudicando a la sociedad en conjunto. No es posible que lluevan las quejas por los raudales y pulu­len críticas por la estropeada infraestruc­tura al mismo tiempo que le privamos de recursos sustanciales a las instituciones a causa de la morosidad.

El Estado debe comenzar a ajustar su pre­supuesto, atender las finanzas conforme a prioridades y urgencias de manera de salvaguardar sus compromisos como los intereses de los contribuyentes. La munici­palidad debe ser implacable en su reque­rimiento de recuperación de recursos a través del cobro de deudas, así también canalizar eficientemente el uso de lo recau­dado para mejorar la infraestructura como los servicios que la ciudadanía necesita.

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