A medida que transcurre el tiempo y se van conociendo mejor los hechos, las pomposas acusacio­nes del ministro Arnaldo Giuzzio contra el ex presidente Horacio Cartes van perdiendo fuerza. No solo porque ya no tie­nen el impacto mediático inicial, sino princi­palmente porque carecen de consistencia, ya que no están cimentadas en la realidad.

Los abogados que analizaron las acusaciones y la denuncia del ministro señalan que son infundadas porque no responden a lo aconte­cido. Que no existen los delitos en que basa su acusación y que no podrá presentar ninguna prueba eficiente para probar lo que peligrosa­mente afirma.

El abogado Carlos Palacios calificó de desati­nada la denuncia presentada por el ministro ante la Seprelad porque esta secretaría no está habilitada legalmente para recibir denuncias contra particulares. Su función es otra, pues solo puede admitir reportes de entidades bien concretas sobre lavado de dinero y afines. Citó que la Ley 1.015 y sus modificaciones solo asig­nan a la mencionada institución la posibilidad de recibir reportes de operaciones sospecho­sas de parte de los bancos, financieras, casas de cambio, inmobiliarias y afines. Que no corres­ponde hacer los informes a las personas físi­cas, excepto que estén involucradas en la inter­mediación financiera. Sentenció que, aunque Giuzzio afirma en su escrito que la denuncia la hace a título personal, su presentación está descalificada por su improcedencia. Por lo que solo puede entenderse que lo haya hecho con propósitos puramente políticos y mediáticos.

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El profesional fue claro al señalar que la fun­ción de la Seprelad no es acoger denuncias de los particulares. “Su función consiste en anali­zar, a través de su unidad de inteligencia finan­ciera, los reportes de operaciones sospechosas recibidos de los sujetos obligados y solo cuando determine que existen indicios vehementes de hechos relacionados con el ámbito de aplica­ción de la ley, eleva los antecedentes al Minis­terio Público para que se inicie la investigación correspondiente”, refirió.

Manifestó que en su escrito, Giuzzio señala la supuesta inconsistencia de las declaracio­nes juradas del ex presidente. Pero resulta que la Seprelad tampoco tiene competencia para analizar las declaraciones patrimoniales pre­sentadas por los funcionarios públicos, cosa que compete en forma exclusiva a la Contralo­ría General de la República.

El letrado, que es abogado del ex presidente, señaló que su cliente responderá a todos los requerimientos sobre sus declaraciones jura­das a los organismos competentes con los documentos respectivos. Y resaltó que todos sus ingresos provienen de inversiones finan­cieras y de capital en sociedades comerciales absolutamente transparentes y preexistentes a su incursión en la política, que son perfecta­mente verificables.

Por su parte, el abogado Pedro Ovelar mani­festó que el ministro del Interior está instru­mentando a varias instituciones para fabri­car pruebas contra el ex mandatario. Por eso afirmó que estamos ante un Estado policíaco en que se acusa primero de una responsabili­dad penal y solo después se buscan argumen­tos para sustentar la denuncia. Resaltó que debido a eso es que su actuación genera mucho temor entre las personas.

Esto lo dijo porque Giuzzio había realizado severas acusaciones en el Congreso en un acto público utilizando a los medios de comunica­ción, que finalmente no está pudiendo probar porque no ha entregado las pruebas de rigor. Incluso, últimamente ha pedido más tiempo al fiscal para proporcionar las supuestas prue­bas, lo que no correspondería en términos de procedimiento.

“Como ministro, tiene la obligación de denun­ciar, de presentar pruebas, y como persona, de que las denuncias sean ciertas y sustentadas con elementos probatorios, no solo dar conje­turas”, afirmó para resaltar la falta de consis­tencia de las acusaciones de Giuzzio, lo que les quita seriedad y da pie para afirmar que solo se trata de ataques con el fin de herir la honorabi­lidad de las personas con propósitos políticos.

Con la falta de solidez y la ausencia de conte­nido de la denuncia ocurre lo que sucede con una información sensacionalista que publica un medio: al principio hace temblar por su efecto detonante y después se diluye cuando se tiene conocimiento de que la noticia inicial era solo un grito sin contenido ni respaldo de los hechos. Pura ficción efectista, cuyo único propósito es golpear la sensibilidad de la gente para llamar la atención. No importa si se usan como instrumentos de comunicación la men­tira y el engaño.

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