Debido a la falta de lluvia, la soja, que es el principal cultivo del país y responsable de un importante ingreso de divisas, podría tener una caída de alrededor del 50% en su producción. El comportamiento climático ha sido adverso y, aunque se pueda mejorar la producción del grano con precipitaciones pluviales adecuadas y nuevas siembras, esta cosecha dejará pérdidas que en el peor de los casos podrían llegar a 2.305 millones de dólares.
Aunque no está dicha aún la última palabra porque pueden sobrevenir algunas sorpresas agradables, el hecho es que no se tendrán los ingresos que se habían previsto inicialmente, con todo lo que ello implica en la economía del sector.
Voceros de la Unión de Gremios de la Producción (UGP) revelaron la semana pasada que, a raíz de los efectos perniciosos de la sequía, caerá fuertemente la producción. Indicaron que de algo más de 10,5 millones de toneladas que se tenía previsto cosechar inicialmente, en la actualidad se calcula en un poco más de 5 millones de toneladas. Teniendo en cuenta la cotización promedio que se está pagando, hicieron el cálculo de que en lugar de percibir 4.429 millones de dólares como se estimaba, el ingreso sería tan solo de 2.124 millones de dólares. Esto se daría si es que se llega al peor escenario en que el rendimiento apenas sea de 1.367 kilos por hectárea frente a la estimación inicial de 2.850 kilos.
El punto de equilibrio del rendimiento de la soja sería alcanzar 7,4 millones de hectáreas con un rendimiento de 2.000 kilos por hectárea. Consideran que debajo de esas cifras tendrían pérdidas porque no podrían cubrir los costos de producción. En las cosechas que se están realizando en estos momentos, los promedios estarían por debajo de los 1.800 kilos por hectárea y, si continúa la tendencia a la baja, esta podría ser una de las peores de los últimos tiempos.
Algunas fuentes del agro indicaron que las variedades tempraneras son las que tienen muy malos resultados y se espera que las de medio ciclo y las tardías presenten mejores rendimientos. Afirmaron que por estas y otras razones no se puede tener un panorama total y todavía no hay motivos suficientes para considerar que se está ante la peor cosecha. Entienden que el panorama es de mucho cuidado, pero que sería irresponsable afirmar con las informaciones que se tienen en este momento que se está en esa condición.
El Banco Central del Paraguay (BCP) ha reaccionado rápidamente con algunas disposiciones financieras para hacer más leve las consecuencias de la situación climática que está soportando el sector sojero. Con varias medidas administrativas buscará aliviar la situación, ya que permitirá la interrupción del cómputo del plazo de la mora en la formalización de las renovaciones, refinanciaciones o reestructuraciones del capital. Esto incluirá los intereses y otros cargos hasta la fecha del nuevo contrato de los préstamos otorgados por las entidades del sistema financiero. Estas medidas se aplicarán a los productores agropecuarios de pequeño, mediano y gran porte que sufrieron pérdidas ocasionadas por la sequía y otros efectos adversos de la naturaleza. La idea es evitar el deterioro de la categoría de riesgo del cliente y permitir que mantenga su calidad de sujeto de crédito para poder acceder a nuevos financiamientos. Las disposiciones de la banca matriz comprenden además otras medidas financieras del complejo campo de los créditos, plazos y renegociaciones que requieren las situaciones de emergencia como la que se está viviendo actualmente. Los entendidos han alabado la rapidez con que actuó la banca matriz, algo poco usual en los organismos públicos.
Todo esto obliga a pensar que la economía del país no puede estar pendiente de algunos pocos artículos sin insistir en la diversificación agroganadera, en potenciar la industrialización de los productos del campo y en la aplicación de nuevas tecnologías para hacer frente a los fenómenos climáticos inesperados.
Una nación cuya economía depende de las lluvias regulares corre el riesgo de sufrir las consecuencias de las intemperancias atmosféricas. Está obligada a prever medidas alternativas de irrigación y otras experiencias novedosas, aunque los costos iniciales sean elevados.
Lo que no debe hacer es estar a merced de los caprichos antojadizos de la naturaleza sin defensa alguna.