Los pasos entre Paraguay y Argentina de Falcón-Clorinda y de Alberdi-Formosa se reabrie­ron desde ayer. Así, luego de 55 días de la apertura del cruce fronterizo entre Encarnación y Posadas, el vecino país está posibilitando el contacto de per­sonas entre ambos países en otros puntos, luego del largo encierro que ha dispuesto entre nuestros dos pueblos.

En principio, se permitirá el cruce de hasta 1.000 personas por día entre Fal­cón y Clorinda, en el horario de 7:00 a 22:00. Entre Alberdi y Formosa, el cupo es de hasta 600 individuos por jornada. Todo con las medidas sanitarias y buro­cráticas que se aplican en el puente entre Encarnación y Posadas: contar con PCR negativo de 72 horas antes, el esquema completo de vacunación con las dos dosis; llenar una declaración jurada y un seguro médico internacional que cubra al covid-19. En Posadas se venía apli­cando a los que entraban de Paraguay un hisopado por el que cobraban 3.000 pesos (unos 120.000 guaraníes), que, si se multiplica por 8.000 personas por día, cantidad que se permite actualmente, da el equivalente a 960 millones de guara­níes, una recaudación envidiable para cualquier oficina pública. De ser así, al menos en el cruce mencionado, la aper­tura del puente es un excelente negocio para los argentinos, sin tomar en cuenta las compras de mercaderías que hacen los paraguayos en ese país debido a los bajos precios.

Es probable que la cantidad de personas que pueden cruzar entre Falcón-Clorinda y Alberdi-Formosa se vaya ampliando con el curso de los días, tal como ocurrió en el Sur, cuando de 800 individuos por día, subió últimamente a 8.000. Puede ser que no llegue a ser muy alto el número de viajeros que pase por el puente de Fal­cón porque, como aquí el límite es muy angosto, es relativamente fácil el cruce ilegal. Eso hace que el paso clandestino sea muy importante y excelente el nego­cio para los contrabandistas. Como no hay exigencias complicadas, el delito es lo más tentador en este punto del país, lo que hace muy lamentable el encierro ofi­cial formoseño cuyas autoridades no pue­den ignorar esa realidad.

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Para marcar la diferencia de actitud ante un mismo fenómeno, conviene señalar que un año y dos meses después de que el Brasil reabriera sus fronteras con Para­guay, en octubre del 2020, la Argentina está rompiendo ahora el cuestionado blo­queo de sus límites con nuestro país. Fal­tan aún reabrir otros puntos fronterizos, como el de Ayolas, Pilar y otros sitios con las localidades argentinas cercanas.

Si bien la apertura es una excelente noti­cia, por sus múltiples beneficios para ambos países, no se puede dejar de seña­lar la lamentable actitud de algunas auto­ridades argentinas, por ir contra la liber­tad de las personas y el libre desempeño de los pueblos que no nacieron para estar cautivos. Con el pretexto de la pandemia hicieron una clausura muy larga y dolo­rosa de sus fronteras, sin tener en cuenta la realidad de la vida cotidiana ni el inte­rés y el ansia de autodeterminación de la gente.

El encierro por tiempo exagerado dis­puesto por el vecino país hace recordar inevitablemente a la Unión Soviética y a los regímenes autoritarios comunistas y no comunistas que tenían y tienen presos a sus ciudadanos como si fueran crimi­nales. Sino véase lo que pasa en la China Popular, en Corea del Norte o en Cuba, cuyos habitantes no tienen la libertad para salir de su nación.

La República Argentina es demasiado importante para los paraguayos. Ha sido y es el refugio de millones de paraguayos que tuvieron que huir de la pobreza y de las persecuciones políticas, recurriendo a su hospitalidad. Por eso es la nación con más paraguayos del mundo, luego de Paraguay. Debido a esas razones existe una ligazón afectiva y social muy grande con ese país, por lo que todo lo que se haga en Argentina tiene su repercusión aquí.

Por todo ello hay que celebrar la mayor apertura de la frontera, aunque es nece­sario mencionar los errores de algunos de sus dirigentes políticos. Es de esperar que prosiga el destape en otros puntos fronte­rizos y se alivianen los trámites engorro­sos para facilitar el intercambio entre los dos países. Como debe ser entre pueblos hermanos.

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