Como se estimaba, apenas comenzó la campaña política del Vicepresidente de la República, con miras al 2023, también se movilizaron detrás funcionarios chupa­medias con sueldazos a costa de los contri­buyentes y, obviamente, el uso de recursos públicos. Y para colmo, surgen las alianzas con sectores liderados por chantajistas y patoteros que en el vulnerable año de pande­mia generaron despiadadas pérdidas al país.

Todo apunta a que, ante la visible resistencia del electorado, Velázquez y los secuaces del oficialismo se valdrán de lo que haya. Mues­tra de esto es el romance con los camioneros que comenzó a filtrarse en estos días.

Es inconcebible y el país debe registrar bien este hecho que, tras el continuismo, con el impresentable de Miguel Cuevas a la cabeza, el secretario hurrero de la Presiden­cia, Mauricio Espínola, el Vicepresidente de la República, en su afán de ser el primer mandatario, ostenta el acercamiento con un grupo de transportistas que patoteó contra la ciudadanía, bloqueando rutas y avenidas, dejando millonarias pérdidas al sector productivo.

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“La noche de ayer, el candidato a presidente Hugo Velázquez recibió el apoyo de todos los camioneros del Paraguay en la casa del diputado Miguel Cuevas”, había tuiteado Espínola en su cuenta de Twitter sobre el encuentro que cae como una bofetada a meses nada más de los aparatosos cortes que realizaron los fleteros. Esto además demuestra el vergonzoso papel que lleva el secretario del Presidente de hacer proseli­tismo descarado y en horas de trabajo, como se constató en algunas ocasiones.

Las primeras fotografías con el equipo del continuismo especulan perfectamente con el padrinazgo que tenían los camioneros por parte de los grupos de poder y sus aliados para la violencia que ejecutaron en las calles, desmoralizando a toda la fuerza pública que se mantuvo inmóvil ante los ataques.

Entre encuentros con líderes chantajis­tas, que por cierto manejan un sector con altísimo índice de informalidad, es decir, que no aporta al fisco, con un 60% de eva­sión, según confirmó la Subsecretaría de Estado de Tributación sobre el rubro fle­tero, también arrancaron los pomposos asistencialismos con el acompañamiento de las binacionales.

Es así que Itaipú y Yacyretá de nuevo se perfilan como la vaca lechera. De hecho, en las últimas visitas de solidaridad de Hugo Velázquez a familias afectadas por tormen­tas fue anunciado el “apoyo” de la binacio­nal Itaipú.

“Para brindar asistencia a las familias afec­tadas por una fuerte tormenta, también apoyamos en la restauración de la iglesia que resultó dañada por el temporal”, decía hace unas semanas en un tuit de Velázquez en el que mencionó la presencia de funcionarios de la Itaipú, autoridades nacionales, en Ita­curubí del Rosario, departamento de San Pedro, lugar afectado por el temporal.

Por ahí cerca, también ya formó fila tras Velázquez el mariscal de la derrota, Nicanor Duarte Frutos, que convirtió Yacyretá en una verdadera agencia de empleos, cargos como premio consuelo a recomendados que fracasaron en su lista en las últimas eleccio­nes generales.

En la nómina de privilegiados por Yacyretá figuran hasta maquilladoras, cantantes, etc.

Fila de impresentables bien acomodados en este gobierno ya está en plena campaña, mientras descuidan sus respectivas investi­duras y ponen en dudas el manejo de recur­sos tan sensibles como ocurre en el caso de Mario Varela, ministro de Desarrollo Social, uno de los primeros fanáticos de Velázquez, que lleva el sobrenombre de ministro de la “miel de oro”.

El panorama se pone claro con estas movi­das y alianzas. Hoy la ciudadanía es tes­tigo de la fila de oportunistas que arman sus bases en descuido del interés público, haciendo política en tiempos en que trabajar es vital para la salud de nuestra economía.

Por ello es inadmisible tolerar campañas con recursos públicos así como los desver­gonzados amoríos con líderes camioneros, entre ellos algunos con oscuros anteceden­tes que se aprovechan de un sector para sacar rédito sin una mínima solidaridad con el país, como quedó patentada con la última huelga.

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