La intención que tienen políticos de la oposición de reflotar las listas sábana ante la frustración en las últimas elecciones por la fuga de votos que tuvieron es un planteamiento retrógrado para nuestra democracia que, además, refleja la hipocresía de los mismos, ya que por décadas tomaron como bandera el desbloqueo para atacar al Partido Colorado, históricamente: partido de gobierno.Las recientes elecciones municipales desnudaron la realidad carente de preferencia o de votos de la oposición incluidos algunos candidatos “independientes” que fungen de activistas sociales. La desesperación afloró tras las derrotas y ahora buscan revivir las listas sábana como tabla de salvación, sin importarles ir en contra de un reclamo ciudadano que data de años, desoído durante mucho tiempo por la clase política.

La primera experiencia sin las listas sábana, del pasado 10 de octubre, dejó un sinsabor a muchos políticos, varios que se venden como grandes profetas del cambio, pero son nefastos en sus vidas. El baldazo de agua fría amilanó a quienes utilizaron siempre el desbloqueo como punta de lanza contra los enemigos políticos y ahora la desesperación les saca la careta, dejando al descubierto de que todo es discurso.

La situación generó las primeras intenciones de la mano de los legisladores José “Pakova” Ledesma, Hermelinda Alvarenga de Ortega, Abel González y Octavio Schatp, quienes presentaron un proyecto para que el desbloqueo de listas pueda ser aplicado solo en los comicios internos y volver al sistema de listas cerradas en las elecciones generales.

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El proyecto de ley que sorprendió a la mayoría, al menos así se notó en las redes sociales, fue remitido esta semana al titular del Congreso Nacional, Óscar “Cachito” Salomón, con el argumento de que “el actual proceso electoral contiene un antagonismo sistemático donde se repite la misma inherencia de fraude electoral, como el voto direccionado, a través de la compra de votos o bajada de línea partidaria, entre otras prácticas nefastas tradicionales de nuestra sociedad en días de campañas políticas y elecciones”. Un argumento traído de los pelos que atenta contra la democracia de elegir como dicte la conciencia de uno.

Lo que preocupa es el desplome de los votos, no precisamente el sistemático fraude electoral que se alude en la iniciativa.

Cabe remarcar que el pasado 10 de octubre las elecciones municipales dejaron como saldo que la Asociación Nacional Republicana (ANR) se quedó con 162 intendencias en todo el país, del total de 261 municipios, mientras que el Partido Liberal solo conquistó 62 localidades y otros partidos y movimientos de la oposición se quedaron con 37 ciudades.

Los resultados son más que contundentes para la lectura política desde cualquier partido, los electores hicieron prácticamente el vacío a la oposición. Esta frustración embarca a un atentado contra la perseverante ciudadanía que tuvo que salir a las calles detrás de esta reivindicación y que hoy representa un logro del pueblo.

Analistas, abogados y líderes políticos salieron al paso del bochornoso proyecto que busca enterrar un logro ciudadano, ajustando el proyecto a las conveniencias de los espantavotos. Inestabilidad política, retroceso del proceso democrático, censura del derecho ciudadano, bloqueo al electorado juvenil son algunas de las lesiones que se manejan sobre la intención de volver a las listas cerradas.

Existen demasiados temas sensibles de mayor prioridad que tratar de solucionar la indiferencia de la ciudadanía con los políticos impopulares.

Los votos deben ser merecidos, ganados con mucha confianza, liderazgo, para terminar con el refugio de los impresentables dentro de las listas únicas. Corresponde cerrar este extenso capítulo y que el mérito sea el medio para llegar a los cargos públicos.

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