Las intensas agendas políticas de nuestros mandatarios, declaracio­nes que giran más predominante­mente en torno a sus candidaturas cuando en el país hay cientos de proble­mas y de vuelta sigue latente la amenaza del rebrote del covid-19 son una muestra clara de cuál es la prioridad de este gobierno.

Indecorosos manejos proselitistas del Pre­sidente de la República, el Vicepresidente y ministros que, en vez de hacer honor a sus cargos, se desprestigian cada vez más con la politiquería y la desgracia en la que tienen sumido al Estado sin recursos para atener derechos básicos de la sociedad.

Indiferente a la crisis sanitaria y económica que asfixia a la ciudadanía en general, el Pre­sidente de la República trata de ganar prota­gonismo generando polémica con una can­didatura para la titularidad de la Asociación Nacional Republicana (ANR) en vez de pre­parar la artillería para lo que puede ser la ter­cera demoledora ola del covid-19.

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Ya bastante miseria padeció la sociedad entera, la inutilidad, la falta de reacción, más los hechos de corrupción han dejado miles de huérfanos durante la pandemia y después de ella.

Las autoridades deben ocuparse en dar vida al escuálido Estado, tratar de recupe­rar al menos mínimamente la moral de este gobierno y no perder tiempo en perver­sos proselitismos con los que solo buscan mantenerse en el poder, saciar sus ambi­ciones de privilegios sin importarles el padecimiento de la gente, pese a ser este “el Gobierno de la gente”.

El vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, con la desfachatez con la que his­tóricamente viene remando escándalos que lo sacuden, mueve toda la estructura del Estado para hacer política. Ya toma de rutina el despliegue de un séquito de leales imper­tinentes y oportunistas que, en vez de servir a la ciudadanía, se dedican a hacer hurras al segundo hombre del Gobierno en sus encuentros políticos.

El valioso recurso de tiempo que Velázquez pudiera ocupar en ejercer el cargo, aportar al Estado, lo ocupa en proselitismo. No se dis­cute el aspecto legal, sino la ética, el respeto a la investidura, valores inexistentes para políticos del porte del Vicepresidente de la República.

Es increíble cómo los hombres del poder no entienden que ya no se convence con discur­sos populistas a la ciudadanía. Al grito de “bandido” hicieron correr a Velázquez de un local electoral donde aterrizó semanas atrás con intenciones proselitistas.

En redes también lo escrachan: “Renuncie si quiere hacer proselitismo”. La sociedad evalúa hechos, acciones y este gobierno ha demos­trado una inoperancia sin precedentes en sec­tores claves como la salud y la educación. Con miles y millones de dólares en el bolsillo, cré­ditos aprobados para el combate al covid, esta administración se enredó en la corrupción y no avanzó en el fortalecimiento sanitario.

Detrás también están algunos ministros cuyos oscuros antecedentes no auguraban esperanzas en sus funciones.

Mario Varela, el ministro de Desarrollo Social (MDS), conocido por sus compras de “miel de oro” cuando era gobernador de Caaguazú y con varias denuncias de corrup­ción contra su administración al frente de la cartera social, también salió a operar por la prematura candidatura de Velázquez. Le fue igual que a su precoz presidenciable, la gente lo educó en redes sociales de que el tiempo suyo debe ser destinado a cumplir con sus obligaciones, honrar su sueldazo y no hacer campaña política.

Ya hicieron perder tres valiosos años a la ciudadanía. Pedir que traten de recuperar la dignidad en los dos que le quedan a este gobierno es una utopía, pero al menos se puede reclamar el cese de las ostentaciones proselitistas como el arreo de funcionarios públicos, mantenidos con impuestos de los contribuyentes.

Trabajen, dejen de hacer política. Hay fami­lias enteras con pérdidas irreparables, muchos casos son consecuencia del covid; tengan un poco de compasión, empatía y ocúpense de las necesidades de la gente como la salud, la educación y la asistencia, mediante instituciones que fueron creadas para ello, como el Ministerio de Agricultura, de Desarrollo Social, etc.

La gente necesita recuperar su economía, reponerse de los golpes. El Gobierno es el responsable y como tal debe ocuparse de los problemas, no dedicarse a actividades que no competen a las respectivas funciones, como estas improcedentes campañas en perjuicio del tiempo de trabajo.

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