Cerradas las campañas para las elecciones municipales, es el momento de proyectar expectativas con vistas a la jornada de mañana, que se espera se desarrolle con tranquilidad. Las previsiones tanto del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE), como de las empresas privadas de medición, hablan de una participación que rondaría alrededor del 50% del padrón de habilitados; elementos como el clima y la calidad de los mensajes de las candidaturas podrán variar esos números.
Este ha sido un momento marcado, con especial énfasis en la última semana, por el ruido generado desde diversos grupos políticos y de conglomerado de medios, produciendo operaciones de diversa índole, concentrando su artillería en el municipio de Asunción, como el gran objetivo por conquistar.
Ahora que toda esa parafernalia va quedando atrás, es el momento de que los ciudadanos cumplan el papel protagónico que les corresponde: el compromiso de participar con la certeza de elevar la calidad de nuestros administradores municipales. Los paraguayos ya hemos dado muestras de estar a la altura de las circunstancias, sin dejarse llevar por múltiples intentos de manipulación al derecho de elegir libremente que les asignan la Constitución Nacional y el Código Electoral.
Es sabida la responsabilidad que tienen los partidos políticos en general de mejorar el contenido de programas de gobierno, propuestas y los perfiles de candidatos, trabajando con ellos en lo que a capacitación corresponde. En este punto, es oportuno mencionar que el último proceso electoral sirvió para evidenciar los peligros sobre la generalización a la hora de calificar a los partidos.
Casos como el que salpica al llamado Partido de la Juventud, donde una de sus candidatas a concejala de Asunción denunció haberse enterado de casualidad tanto de su afiliación como de su inscripción como candidata ante el TSJE, debería ser motivo de profundo análisis y revisión de las medidas de control y protección de los datos de las personas en lo que a lo electoral se refiere; así también, las responsabilidades tanto políticas, administrativas e incluso penales de las autoridades partidarias no deberían estar tan diluidas cuando se habla de alegremente inscribir candidatos en una lista sin que coincida la firma, ni la foto de la persona.
Un partido serio, o que por lo menos se precie de serlo, no puede caer en estas situaciones a todas luces irregulares. El electorado debe saber diferenciar entre partidos institucionalmente fortalecidos y los partidos de portafolio. Estos son apenas algunos de los parámetros que deberían tenerse en cuenta a la hora de votar.
Las municipalidades y sus autoridades ejecutivas y legislativas deben reclamar el lugar que se les ha asignado: el de ser las instituciones más cercanas a los vecinos. Del lado de los ciudadanos queda la responsabilidad de participar en las elecciones y ser los vigilantes de que los recursos sean bien administrados. Que mañana sea un día más en el que la democracia salga fortalecida.