La economía crecerá este año por encima de lo estimado anteriormente y llegará a 4,5%, a caballo de algunos sectores que están teniendo una gran expansión. Aunque habrá ciertos rezagos en áreas de importancia, el panorama trazado por el último pronóstico del Banco Central del Paraguay (BCP) tiene un claro sesgo optimista, más aún por el avance de la campaña de vacunación que ha llegado a inmunizar a 2 millones de personas con la primera dosis.
El alza de las previsiones de la banca matriz para el 2021 se estaba aguardando con interés, teniendo en cuenta todos los elementos que se han ido configurando en los últimos meses, hecho que analistas del sector privado ya habían anotado como positivo. Esto luego de la revisión de abril último en que se había trazado un menor crecimiento por los pobres resultados de inicios de año.
El martes 27, técnicos de la banca matriz dieron a conocer las nuevas perspectivas sobre el futuro económico del país, ocasión en que realizaron algunas acotaciones sobre la importancia que tiene para la mejora de los números la actual declinación de la pandemia. Ya que la mejor perspectiva sanitaria actual ayuda a que los resultados económicos puedan ir consolidándose en el resto de este año. Por ello los técnicos elevaron el crecimiento del producto interno bruto (PIB) del anterior 3,5% al 4,5%.
Eso será gracias a los buenos desempeños previstos en el sector secundario, que de un crecimiento inicial de 5,1% subirá al 6,6%, así como del sector terciario que crecerá 4,8% del 3,7% previsto anteriormente. El alza de las recaudaciones tendrá un aumento del 4,4% y no del 3,8%, según la revisión.
El mayor incremento estimado por el BCP corresponde a las construcciones, que del 5,5% previsto en abril se elevó al 14% para finales de año. En tanto que prevé que la ganadería llegará al 12% en lugar del 8,5% estimado anteriormente. El crecimiento de la formación bruta de capital fijo estaría cercano al 5% gracias a una mayor demanda.
Las áreas que caerán más de lo previsto anteriormente son: la agricultura, que de un bajón del 5% se contraerá en 7%, la electricidad y agua que tendrán un descenso del 6% comparado con el 2,5% previsto en abril. Se prevé que las exportaciones crecerán un poco menos, pues del 9,8% inicial se ajustó a un alza de 6,9%.
Los técnicos del BCP explicaron que, teniendo en cuenta la mejora en el campo sanitario, se espera que el dinamismo económico visto en los últimos meses se vaya afianzando en el resto del año. En cuanto a los gastos, se estima un alza más elevada de las inversiones impulsadas por las construcciones y las compras de maquinarias y equipos. También se espera un crecimiento más alto del consumo privado, sobre todo por la gradual recuperación observada en el campo laboral y en las mejores perspectivas de los agentes económicos.
Además del peso específico que tienen estos buenos augurios debido a su importancia económica, son valiosos por su carga sicológica para mejorar las expectativas. Cuando los pronósticos son favorables, aumentan las inversiones, se hace nuevos planes y se incrementa el trabajo.
Pero no hay que dejar de tener en cuenta que para consolidar realmente la recuperación económica hace falta llevar a cabo las reformas estructurales que dependen de la decisión del Estado y la clase política. Esa es una materia que la ciudadanía consciente está aguardando por su gran trascendencia y que no parece ser la principal preocupación de ciertos sectores privilegiados por las regalías que reciben del Gobierno.
No serviría de mucho que la economía se desarrolle con fuerza si al final no se concreta la reestructuración del aparato estatal, que por su macrocefalia y crónica angurria se llevaría de nuevo el resultado financiero de los progresos alcanzados. Dejaría al país con su pobreza habitual y sin recortar los gastos superfluos que son uno de sus principales defectos.
Es bueno crecer y salir de los años recesivos. Pero es imprescindible que el crecimiento se produzca con las reformas estructurales del Estado que permitan que todo el país pueda aprovechar la riqueza.