La política voraz no puede seguir con las maniobras de siempre para lucrar a costa de un dere­cho de los niños y niñas como es la merienda escolar que, en esta pande­mia, se ha vuelto hasta esencial para las familias más vulnerables.

La reciente adjudicación realizada por la Municipalidad de Villarrica que, des­pués de años, cortó el monopolio de la cuestionada empresa vinculada al polí­tico guaireño Rodolfo Friedmann, gene­rando un ahorro importante para la institución en la compra de la merienda escolar, es un buen paso.

Decisiones como la del intendente inte­rino de Villarrica dan esperanzas de que alguna vez terminen los negociados de algunos angurrientos políticos que se manejan como verdaderos malandrines detrás de licitaciones de alimentos para nuestras escuelas.

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Sobrefacturaciones, licitaciones de ali­mentos a favor de familiares, amigos, operadores y otros mediante alevosas maniobras, mala calidad de los insumos son denuncias constantes en la prensa.

Si recapitulamos algunas, encontramos a la nuera del diputado Miguel Cuevas tras negocios con alimento escolar en el departamento de Paraguarí, en su época de gobernador. Recordemos que Cue­vas llegó a comprar naranjas a G. 14.400 el kilo durante su administración, 8 veces más caras en relación con los pre­cios del abasto y supermercados en ese momento.

La compra de “miel de oro” a G. 164.200 el kilo que hizo el ahora ministro de Desarrollo Social, Mario Varela, cuando estuvo al frente de la Gobernación de Caaguazú, es otro escandaloso hecho.

En el caso de la diputada Celeste Amari­lla a quien se conoce como la “reina del almuerzo escolar” por las facturacio­nes de US$ 45 millones de empresas a las que se vinculaba y con grandes denun­cias de mala calidad en las que tiene millonarias cuentas a cobrar son parte del esquema de recaudaciones a costa de los recursos del Estado.

La empresa Essa vinculada a Fried­mann, cuestionada por sobreprecios, mala calidad y adjudicaciones gracias a direccionamientos con padrinazgos políticos en casi todas las instituciones públicas indignan a la ciudadanía, aun­que cabe subrayar que este proveedor comienza a experimentar el sinsabor de las normativas en compras del Estado.

La Dirección Nacional de Contratacio­nes Públicas se reveló hace poco contra las mezquinas influencias que se ejecu­taban en la Gobernación de Caazapá de la mano del jefe departamental Pedro “Pipo” Díaz Verón y suspendió una lici­tación de G. 38.354 millones que se estaba cocinando a favor del proveedor vinculado al político guaireño.

La Municipalidad de Villarrica, eterna cliente de los Friedmann, ahorró G. 300 millones al contar con varios oferen­tes en su licitación de merienda escolar adjudicada en este mes de junio. Esto significa alimentos para más niños de esta ciudad. Las manifestaciones de la ciudadanía y de los docentes fueron cla­ves para contratar la mejor oferta.

Estas gestiones administrativas de com­petitividad y calidad, desmarcándose un tanto de los intereses políticos pese a las presiones, equivalen a pequeños avan­ces; sin embargo, todavía son acciones incipientes para acabar con los negocia­dos a costa de nuestros niños y niñas.

Se requiere de herramientas adminis­trativas como jurídicas, pero también de un refuerzo social que aporte la moral que se perdió en el tiempo.

Las miserias que nos azotan, las vidas que estamos perdiendo por la crisis sani­taria, contexto en que el alimento esco­lar es más indispensable que nunca para que nuestra educación resista el embate del covid-19, urgen de tomadores de decisiones apegados a las normas lega­les, pero ante todo honestos y con volun­tad de servicio en favor de la sufrida ciu­dadanía que mes a mes les cumple con el pago de sus salarios.

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