La evolución de la pandemia acarrea cada día nuevas informaciones que hay que administrar con calma. Ya no se trata solo de tocar la alarma como cuando se declara un incendio, sino de saber cómo actuar cuando la quemazón va abarcando cada vez más lugares y personas. Ha llegado la hora de actuar con sabiduría para hacer frente a la tragedia con posibilidades de éxito.

Para ello es fundamental tener todos los datos de la realidad y manejar la información con equilibrio, a fin de no equivocarnos ni de abrigar expectativas que nos desvíen del camino adecuado. Porque tanto la alarma exagerada como la parsimonia pasiva son contraproducentes.Algunos portales especializados ubican a Paraguay entre los países con mayores promedios actuales de muertes por cada millón de habitantes. Sus proyecciones apuntan a que estaremos peor aún, pues dicen que los períodos más críticos vendrían en los próximos meses, con números más duros en contagios, decesos, y mayores dramas para las nuevas internaciones que provocarán las avalanchas de enfermos.

Según publicó nuestro diario, un portal estadístico sitúa a nuestro país en el tercer lugar de las naciones con mayor promedio de muertes por coronavirus por millón de habitantes en los últimos 7 días. Con 9,69 decesos por millón, Paraguay se encuentra detrás de Uruguay, que tiene 13,86 óbitos y de Argentina, con 10,15.

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De acuerdo con la proyección de la plataforma del instituto estadístico sanitario de la Fundación Gates, IHME, la tendencia es que en setiembre se podría alcanzar a 25.398 muertes. Y que, según la tendencia actual, el período más crítico sería en junio y julio próximos, en que se registrarían más de 200 fallecimientos por día.

Si al 16 de mayo hemos llegado a 7.596 decesos y el promedio diario en los últimos quince días ha sido de 77 óbitos cotidianos, las mencionadas cifras son aterradoras. Pues significa que en cuatro meses el número de decesos crecerá más del 200% y que por día morirán casi el triple de personas más que ahora.

Los pronósticos que se han elaborado con base a estos datos y sus proyecciones son espantosos, y consignan que falta todavía mucho para detener a la enfermedad.

Como se trata de vaticinios, y, como tales, tienen una inevitable dosis de adivinación, a pesar de partir de elementos serios de la realidad, en el fondo esbozan hechos que no se sabe a ciencia cierta si ocurrirán. Tal es la incertidumbre a pesar de las muchas certezas.

Las estadísticas de la evolución de la cantidad de muertos y de nuevos contagiados de los últimos quince días hablan de una inocultable tendencia a la disminución en Paraguay.

En los primeros quince días de mayo, comparado con las dos últimas semanas de abril, el número de muertos por día ha disminuido en 9,4%, ya que del promedio diario de 85 decesos del último tramo de abril ha bajado a 77 fallecidos.

A pesar de que los contagios permanecen altos, del 1 al 15 de mayo su número declinó en 5,5% frente a los registrados en la última quincena de abril, ya que de 2.303 casos descendió a 2.178 enfermos por día, 125 menos por jornada.

El descenso que se ha podido constatar en las dos primeras semanas de este mes hace abrigar la esperanza de que, si continúa la tendencia, no aumentará el número de decesos. Aunque la cifra de hospitalizados creció en 17% y se ha llegado a los picos máximos de pacientes en terapia intensiva bordeando los 600 internados. Si de cada 100 enfermos que entran en cuidados intensivos, entre 35 y 40 fallecen, con mayor número de internados en UTI, aumentarán los decesos.

Teniendo en cuenta este panorama, se perfila un tiempo que requerirá mayores esfuerzos de todos. Habrá que insistir en la vacunación, cuya campaña hasta ahora no ha tenido el peso ni la aceptación esperada. Lo cual se debe a la falta de más y mejor información. Se impone concertar una amplia cruzada educativa para convencer a la gente del peligro que corre sin inmunizarse. No se puede permitir que las víctimas de las falsas noticias pongan en riesgo sus vidas y las de los demás, por culpa del monstruo de la desinformación.

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