La deuda pública de nues­tro país está al filo de llegar al punto de no retorno. Al segundo mes de este año el nivel de endeudamiento alcanzó el tope de las proyecciones para el 2021 for­muladas por economistas nacionales y organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) entre otros. El monto total de las obligaciones casi alcanza los US$ 13 mil millones, cifra que representa el 35,6% de nuestro pro­ducto interno bruto (PIB), al término del primer bimestre del 2021. Este monto de la deuda se acerca cada vez más al límite del rango sostenible, que sería equivalente al 40% del PIB, según organismos internacionales. Superar este techo implicaría dejar al Paraguay sin posibilidades de maniobrar en caso de una nueva contingencia, como la que vivimos por efecto de la pandemia del coronavirus SARS-Cov-2.

Desde el 15 agosto del 2018, con el ini­cio del gobierno de Mario Abdo Bení­tez, el endeudamiento creció en US$ 4.882,4 millones hasta febrero del 2021. El mayor monto de la deuda se generó el año pasado para financiar los gastos de emergencia sanitaria por causa del covid-19.

El analista económico Pablo Herken explica que para conocer el peso que tiene la deuda total de un país se debe comparar el monto y el tamaño de la economía. Actualmente, la carga es de 35,6%, cuando la estimación para este 2021 era de 33%. En el 2019 era de solo 22,9%. “La deuda creció 38% en el 2020, eso significó 3.354 millones de dólares de aumento en un año”, explicó

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Si bien los compromisos asumidos son del 35,6% equivalente a nuestro PIB y todavía no alcanzamos el borde del pre­cipicio, 40% del PIB, se impone que el Gobierno Nacional saque el pie del acele­rador y apriete el pedal de freno.

El aumento desmedido no se debió a los bonos soberanos, sino al volumen de préstamos con los organismos multila­terales como el BID, el Banco Mundial, Banco de Desarrollo de América Latina, entre otros.

Lejos de frenar el acelerado nivel de una deuda pública que la paga toda la ciuda­danía, en estos últimos días el minis­tro de Hacienda, Óscar Llamosas, ade­lantó que se piensa recurrir a una nueva emisión de bonos para financiar la alta demanda que se genera en el sistema sanitario si los recursos tributarios no alcanzan y si tampoco surte el sufi­ciente efecto la anunciada reprogra­mación presupuestaria que se realiza­ría previamente. Todo esto a pesar de la posibilidad que hay de usar de manera constitucional y dentro de lo que dictan los tratados internacionales los fon­dos sociales de las binacionales Itaipú y Yacyretá.

A nivel nacional los economistas y ex ministros de Hacienda desde el año pasado vienen advirtiendo que el tope de un endeudamiento razona­ble para la economía de Paraguay no debe sobrepasar el 30% del PIB a fin de que el país tenga un colchón del 10% del PIB en caso de tener que enfrentar una nueva contingencia. Pero hicieron oídos sordos al aviso y la alerta roja fue superada ampliamente desde el año pasado.

Nuestro país no debe continuar endeu­dándose aceleradamente, se debe hacer un estudio serio de la sostenibilidad de la deuda pública y volver al tope de défi­cit fiscal del 1,5% del PIB lo antes posi­ble. Lo recomendable es que esto suceda para el 2022 y poner freno al endeuda­miento público o, como mínimo, desace­lerar el ritmo de endeudamiento.

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