La embestida actual de la pandemia en nuestro país se mantiene con fuerza y continúa al ritmo que viene teniendo desde hace algunas semanas. Ello ha hecho exclamar a algunos especialistas que estamos en el peor momento de la crisis sanitaria y que por ello hay que extremar todas las medidas de salud recomendadas. No se sabe cómo evolucionará en las próximas semanas: si tendremos una disminución de casos o si, por el contrario, proseguirá este ritmo con mayores contagios y muertes. Ese es el sentimiento de incertidumbre que se ha instalado en algunos sectores y que no ayuda para planear el futuro inmediato.
Pero al lado de esa sensación negativa que tiene fundamentos en la realidad cabe también el pensamiento optimista y la posibilidad de hacer proyectos para mejorar la situación actual. No solo eso, existe la probabilidad de concretar acciones para crecer más, invertir con más fuerza y darle mayor movimiento al aparato de la economía. Solo hay que animarse y ponerlos en marcha para curarnos de la incertidumbre y atenuar los efectos de la enfermedad.
Diversas entidades que analizan la economía hablan de que la situación sanitaria del país puede afectar a la recuperación que se tiene proyectada, pues podría influir y hacer que crezca menos de lo proyectado inicialmente. Hasta el momento, ni el Banco Central ni ninguna otra entidad ha publicado estudios que señalen cuánto incidirá la crisis pandémica en la recuperación y que los pronósticos iniciales serán revisados. Pero al término del primer trimestre del año se abrigan temores sobre la solidez de la situación actual.
Sin embargo, a pesar de las reservas, continúan firmes las previsiones de la comercialización de la soja que tiene los precios más altos de los últimos tiempos. La mejora del escenario externo hace que aumenten las buenas perspectivas, lo que ayudará sin duda a impulsar una mayor inversión e incentivar proyectos de gran nivel para el año venidero.
Aunque las nuevas medidas de confinamiento que se vive actualmente podrían incidir en la recaudación tributaria, la normalización del consumo y los servicios, hay analistas que afirman que su influencia sería mínima ya que el encierro es por pocos días. Añaden que el paquete de medidas fiscales dado a conocer recientemente ayudará a aminorar el impacto negativo.
Lo recomendable ante esta situación es que se salga de la lógica del padecimiento, de que cada vez hay más infectados y que todo irá peor. Se debe elaborar otro paradigma más esperanzador y muy necesario en este momento: estamos mal, pero saldremos de esto, y para ello tenemos que trabajar para reactivar con mayor rapidez el aparato económico. Sobre todo, porque la enfermedad y sus consecuencias sociales requerirán un gran aporte financiero para sostener la lucha y seguir adelante.
Es probable que la pandemia pueda seguir a un ritmo fuerte, pero la sociedad se puede hacer más vigorosa que ahora ideando y trabajando con mayor entusiasmo por recuperar el aparato productivo, comercial, industrial y de servicios. Así habrá más empleos, más gente trabajando y con mayores ingresos, mejorará el consumo y las empresas podrán seguir invirtiendo para dinamizar la vida económica del país.
En las actuales circunstancias, con los nubarrones de la pandemia y sus consecuencias, lo más sabio es acelerar la reactivación porque será la respuesta más contundente y provechosa para encarar la crisis. Es mucho mejor hacer frente a una catástrofe con suficientes recursos financieros para remediar sus consecuencias que en medio de la pobreza y la iliquidez.
El Gobierno y los organismos especializados deben crear en estos momentos nuevas medidas económicas, financieras y tributarias que ayuden a dar más dinamismo a la producción, el comercio, la industria y los servicios. Que faciliten la instalación de nuevas inversiones con la creación de más puestos de trabajo y que ayude a la expansión del consumo.
La pandemia seguirá su curso inevitable y el país, además de cuidarse como corresponde, debe continuar trabajando con dinamismo para romper las ataduras económicas que impone la enfermedad. El hecho de que el mal empeore la situación hace más necesario y urgente apostar con fuerza por la recuperación. Solo así se tendrá la posibilidad de superar la emergencia y de alentar mejores días para todos.