“A río revuelto, ganancia de pescadores”, reza un antiguo refrán popular que se refiere a aquellas personas que suelen sacar provecho de las situaciones de caos o desorden. En las últimas horas, un “iluminado” liberal resucitó políticamente y lo logró luego ex profeso oponerse férreamente a cumplir las medidas sustitutivas a la prisión (comparecencia mensual, la prohibición de salida del país y fianza de G. 120 millones), con las que le favorecieron para poder continuar en libertad litigando en la investigación del Poder Judicial, que busca esclarecer una supuesta falsificación de facturas por valor de G. 98 millones presentadas ante el Tribunal de Justicia Electoral que corresponde a la campaña presidencial del 2018.

La decisión de ir preso en vez de defenderse en libertad puede resultar una idea irracional, pero en política uno más uno puede ser tres, vamos a ponerlo en contexto. Previa a la provisional prisión, a la que forzó el propio Efraín Alegre por recomendación de sus asesores políticos (según reveló su abogado defensor Guillermo Duarte Cacavelos), este ya venía arrastrando una serie de eventos que lo habían llevado hasta la cripta de los políticos caídos en desgracia por la pérdida de credibilidad. El incendio del Congreso Nacional, que supuestamente habría sido financiado con los fondos del Partido Liberal, entre otros aspectos internos de su partido y de la coalición que le apoyaba, terminaron pasándole factura en las elecciones presidenciales del 2018, que las volvió a perder una vez más.

Nunca superó la derrota electoral, se declaró eterno ganador, a partir de ahí entró en una caída acelerada de descreimiento por parte de sus propios coidearios y de la ciudadanía. Para agravar la situación, sus coidearios lo denunciaron penalmente por malversación de los fondos del PLRA, tal es este escándalo que dos locales destinados para los comités de la agrupación fueron embargados a consecuencia de un pagaré de más de G. 1.600 millones, firmados por la cabeza del liberalismo.

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Pero no todo estaba perdido, se podía perder más todavía. Es así que el 1 de junio del año pasado, Silvio Concepción Martínez Mendoza, dueño de la estación de servicios Catedral (Puma), denunció una presunta factura falsa de G. 98 millones a nombre del PLRA del mes de julio del 2018. Ante esta situación, Efraín Alegre fue imputado por producción de documentos no auténticos, producción mediata de documentos públicos de contenido falso y uso de documentos públicos de contenido falso. La jueza lo favoreció al librarlo de la prisión aplicándole medidas sustitutivas a la misma. Pero ir preso era mejor negocio para levantar su alicaída imagen, al declarase luchador social, perseguido y víctima.

Desde hace tiempo y ahora más que nunca, a tambor batiente Efraín Alegre viene aplicando al pie de la letra las reglas básicas de la propaganda, que fueron elaboradas por Joseph Goebbels, ministro de propaganda del mismísimo Adolfo Hitler, como son: simplificar todos los odios en un único enemigo a quien atacar por cualquier situación, en este caso a la voz de orden “lucha contra la mafia cartista”; repetir continuamente esa idea de odio contra su único enemigo y liberar rumores permanentemente contra él; se atavía de un símbolo, su desgastada bandera tricolor sobre el cuello; en la regla de la exageración y la deformación, ciertos medios de comunicación son sus aliados, que exageran y denigran al único enemigo escogido por Alegre, a la vez que resaltan todas las informaciones que favorecen al titular azul. Todas estas ideas propaladas por cuanto medio de comunicación buscan contagiar con su odio a la gente en busca de la unanimidad contra ese único enemigo.

El dirigente liberal, como mala producción cinematográfica, es absolutamente predecible. Forzar su detención y jugar a ser el pobre líder opositor que está injustamente apresado por ser un rival político de peso y poder ganar la próxima elección lo pintan como un líder que busca el poder a toda costa, aunque eso implique estar por encima de la ley.

Nadie está por encima de la ley y todo está dentro de su marco, nada fuera de ella, sin importar, caiga quien caiga. Los electores ya no comen el cuento de políticos y medios de comunicación que buscan “a río revuelto, ganancia de pescadores”, generando el caos, el desorden y la violencia para sacar tajada en favor propio.

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