El coronavirus SARS-CoV-2 dejó en Navidad a más de una familia con el dolor de no poder compartir con uno o más de sus seres queridos. Desde hace nueve meses sabemos los estragos que produce, así como las medidas de como protegernos –esto último no precisamente por alguna campaña comunicacional de la enmudecida Mitic–. Pero el dolor y la crisis que vemos o sentimos por lo que está pasando parece importar muy poco en un sector de la población, que continúa desafiando su destino y mantiene una insoportable irresponsabilidad ante el covid-19. Los decretos de obligatoriedad del uso de las mascarillas y demás fueron letra muerta, no solo por la imposibilidad de ejecutar el control, sino porque no tienen la calidad moral para imponer el respeto que merecen; el descreimiento por los sonados casos de corrupción gubernamental con la compra amañada de insumos durante la pandemia le hizo mal no solo al erario nacional o la imagen del Gobierno, sino sobre todo a la fuerza de la ley para mantener el control que se requiere en estos momentos.Desde la Dirección General de Vigilancia de la Salud en su último reporte sobre la situación epidemiológica del covid-19 en el país revela que el ritmo de contagios del virus está significativamente más acelerado que la semana anterior, ya que se reporta que una de cada tres muestras procesadas da positivo. El incremento también es visible en la cantidad de hospitalizaciones. En promedio general son 800 los casos de internados, en tanto que en la Unidad de Terapia Intensiva muestran un nuevo máximo diario de 182 casos.

Navidad cerramos con más de 2.160 fallecidos y superamos los 103 mil infectados. En una semana concluye el 2020, se teme que la irresponsabilidad se multiplique, ya que estas no son fiestas familiares, sino de encuentro entre amistades, lo que hace prever que el libre albedrío ciudadano estará fuera de sí, y tendremos el doble de relajamiento, con el doble de casos de infectados por el coronavirus. Dentro de los próximos 20 días sabremos los números reales que arrojó el relajamiento durante las festividades navideñas, se prevé un panorama no muy positivo.

Para el ministro de Salud, el inicio del 2021 se presenta como escenario “turbulento”, en cuanto a cifras de contagios, casos positivos y muertes. Reiteró el llamado a la ciudadanía a la responsabilidad y conciencia durante las celebraciones de fin de año. La curva de contagios sigue disparada y el sistema sanitario público está colapsado, mientras que el sistema privado se encuentra al filo de topear los cupos asignados.

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Este escenario se suma a la falta de médicos y enfermeros, estos están diezmados no solamente por las pérdidas de valiosas vidas, sino también porque hay un alto número de personal de blanco en cuarentena. Además, el estrés de nueve meses de combate sin tregua contra el coronavirus empieza a hacer mella en el ánimo y la salud mental de este grupo de profesionales, que por el aumento de los casos y la disminución de colegas no tiene opción a vacaciones que le permita recuperar las fuerzas y volver a atender a los pacientes en mejores condiciones.

Para agravar aún la situación, desde el Gobierno reconocen que continuará la falta de insumos y medicamentos en los servicios públicos por los inconvenientes en la escasez de materia prima para la elaboración de los elementos utilizados para tratar a pacientes con covid-19.

En cuanto a la vacunación, que ya empezó en muchos países, aún tenemos incertidumbre, ya que las dosis llegarían recién al país en junio del próximo año a través del mecanismo Covax. En el mejor de los casos, si resultan las negociaciones con cinco laboratorios privados, estas vacunas llegarían entre marzo y abril.

El panorama no es nada alentador por ningún lado, además el Gobierno sigue incapacitado para ejercer el liderazgo que exige el momento para sostener las decisiones que toma para amainar el aumento de los contagios y es tan frágil que da pie atrás al menor barullo de una minoría en detrimento de la mayoría.

Si tan solo desde la ciudadanía se encontrara una actitud diferente, muchos de estos escenarios negativos quedarían anulados, porque habría menos contagios; pero lamentablemente se mantiene sostenida por su insoportable irresponsabilidad.

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