A semanas de finalizar el pre­sente año, caracterizado por los fuertes efectos de la pandemia del covid-19 en la vida y la economía de los países y sus habitantes. Paraguay cerrará este periodo con una buena noticia, desde la mirada de las tres más importan­tes calificadoras internacionales de riesgo sobre las apreciaciones sobera­nas y perspectivas para nuestro país. Pero, también con una seria obser­vación sobre la credibilidad fiscal, la pérdida de popularidad del presidente de la República, Mario Abdo Benítez, el alto nivel de corrupción y la debili­dad institucional, así como el acele­rado endeudamiento público, entre otros puntos necesarios a ser toma­dos en cuenta por las autoridades a fin de mejorar nuestra posición ante el mundo inversor.

Moody’s, “Standard & Poor’s, Fitch, las más importantes calificadoras de riesgo del mundo coincidieron en que Paraguay continúa con perspectiva estable y le mantienen su nota de riesgo país, en el mismo escalón que el año pasado. Así como también comparten criterio sobre la debilidad de las insti­tuciones del Estado y el alto grado de corrupción en las mismas, entre otros puntos. Y difieren sobre el grado de inversión que debe alcanzar Paraguay.

Fitch y Moody’s mantuvieron la cali­ficación país en BB+ y Ba1, respecti­vamente. Esta nota ubica al país en el grado de inversión especulativa, pero con perspectiva estable. En tanto que para Standard & Poor’s Global Ratings, agencia de calificación de riesgo estadounidense, mantuvo a Paraguay con la calificación de BB, es decir, reconoce la estabilidad del país, pero aún no lo considera listo para subir ni al grado de inversión especu­lativo.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

El historial que tiene Paraguay en materia de política macroeconómica prudente durante la última década, le ayudó a mantener las calificaciones de riesgo país con las firmas internacio­nales dedicadas a este fin, a pesar de las vicisitudes generadas por la pan­demia. Sin embargo, la suspensión del cumplimiento de la ley de responsa­bilidad fiscal hasta el 2024, ponen en entredicho la credibilidad del país si el Gobierno Nacional no define un plan de ajuste fiscal claro, y que sobre todo lo retorne a la normalidad. Al cierre del 2020 el déficit fiscal será equiva­lente al 6% del producto interno bruto, cifra muy alejada del 1,3% de saldo rojo con que se entregó al Gobierno del pre­sidente Abdo. Agujero que será tapado con mayor deuda pública y menor dinámica en la inversión.

Desde la perspectiva de las calificado­ras internacionales tampoco mira con buenos ojos que la suspensión de la aplicación de la ley de responsabilidad fiscal se prolongue hasta la entrega del poder al próximo gobierno. Conside­ran que un acto de responsabilidad es traspasar el poder con el 1,5% de défi­cit, con el cual se venía manejando la política fiscal del Paraguay en los últi­mos tiempos.

Las calificadoras internacionales, también son muy elocuentes al refe­rirse a los aspectos de la gobernabi­lidad del Paraguay, elementos que también son considerados a la hora de calificar el riesgo país. Por ejem­plo, Fitch afirman que Paraguay aún “refleja la ausencia de un historial reciente de transiciones políticas pacíficas, derechos de participación relativamente débiles en el proceso político, capacidad institucional débil, aplicación desigual del estado de dere­cho y un alto nivel de corrupción”. Agrega que el actual mandatario per­dió popularidad y con ello la fuerza necesaria para realizar las reformas importantes del Estado.

Para zafar del entredicho en el que se colocó a la credibilidad del país, reco­miendan al el Gobierno mejorar los indicadores de gobernabilidad, como combatir la corrupción y fortalecer las instituciones públicas. Asimismo, mejorar la generación de ingresos y desarrollo del mercado de capitales local que fortalece la flexibilidad fis­cal. Así como revertir la percepción de deterioro en la formulación de políti­cas macroeconómicas, alagarse de la línea de no lograr la consolidación fis­cal que conduce a una carga de deuda en constante crecimiento y al dete­rioro de la credibilidad de la política fiscal de Paraguay.

Dejanos tu comentario