En estos momentos el país está viviendo momentos cruciales ante la amenaza de un posible recrudecimiento de la pande­mia. Los indicadores sobre el aumento de casos de contagiados y la abrupta lle­gada de muchos enfermos a los servi­cios de terapia intensiva hacen pensar que podríamos estar en la antesala del rebrote. A esto se agrega la subestimación de la enfermedad por los miles de ciuda­danos que no toman los cuidados sanita­rios y se agrupan en grandes cantidades, como está ocurriendo ahora en vísperas del novenario de la Virgen, en Caacupé.

El comportamiento de muchos pere­grinos en la capital serrana ha puesto en guardia a las autoridades locales que incluso afirmaron que harán un cerco de 500 metros en torno al santuario para impedir el acercamiento de los miles de personas que se espera llegarán en los próximos días. Pero todo será insufi­ciente si no hay una coordinación espe­cial entre las autoridades locales y las nacionales para ejercer la vigilancia que la realidad actual está mostrando como muy necesaria.

La directora de Urgencias Hospitala­rias del Ministerio de Salud, Leticia Pin­tos, señaló que ayer a la madrugada se superó el tope de ocupación de camas en el departamento Central y tuvieron que derivar a tres pacientes al sector privado. Agregó que el colapso de los servicios públicos es preocupante por la cantidad de nuevos casos que se están dando. “La lucha es cruel, no disminuye y la tenden­cia es que aumente. Los pacientes están llegando en estado muy grave y requie­ren ingresar a la unidad de terapia inten­siva”, confesó la médica, quien cree que la situación puede empeorar a fin de año luego de la fiesta de Caacupé, el relajo ciu­dadano y las festividades próximas.

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El ministro de Salud, Julio Mazzoleni, demostró su preocupación, pues las cifras actuales demuestran que hubo un repunte de contagios en las últimas dos semanas. Dijo que es alarmante ver cómo la gente anda sin mascarilla, no se lava las manos y se aglomera peligrosamente. Resaltó que no está prohibido salir de las casas, pero a condición de respetar las normas de cuidado, como el uso de tapa­bocas, el lavado de manos y la distancia prudencial entre individuos.

Al preguntársele qué se les puede decir a los que no quieren cumplir el protocolo y que subestiman la peligrosidad del coro­navirus, señaló que hay que recordar­les que por causa de la enfermedad hay muchas familias enlutadas. Que por eso los hospitales están llenos de pacientes, que hay cada vez más internados en tera­pia intensiva, por lo que no existe otra salida que adherirse a las normas sani­tarias.

Según reportes recientes, Asunción, Cen­tral, Presidente Hayes y Cordillera son los departamentos del país con más casos nuevos en las dos últimas semanas.

Otro de los asuntos alarmantes es que ha aumentado fuertemente la velocidad de la duplicación de los nuevos casos. La transmisibilidad está nuevamente muy fuerte, ya que se reportó un alza significa­tiva de casos diarios. El tiempo de dupli­cación de casos confirmados es ahora de 77 días de los 80 días que era anterior­mente, en tanto que la tasa de positividad diaria indica que una de cada cuatro per­sonas que se hacen pruebas de laborato­rio da positivo. En tanto que el promedio de muertes diarias por millón de habitan­tes es mucho más bajo que en la semana pasada, pues de 1,9 descendió a 1,4.

Ante el repunte de los nuevos casos y la amenaza que implica, las autoridades tie­nen que elaborar un mecanismo de con­trol del comportamiento de la gente que sea efectivo, abarcante y no permita los excesos. Hablando del peligro que repre­sentan los desbordes, el propio minis­tro Mazzoleni admitió que es necesa­rio generar un marco más estricto para vigilar a las personas, con medidas más duras. Afirmó que la Policía y la Fiscalía deberían actuar más eficazmente en la materia.

Lo ideal sería que todos los organismos públicos competentes, capitaneados por Salud Pública, establezcan una unidad que controle el cumplimiento del proto­colo. Esta vigilancia no debe hacerse solo en Caacupé, sino en todo el país donde se divise la aglomeración de individuos que pueda representar un peligro para la salud.

No hay que dar ni un paso atrás en el cui­dado de las personas, más aún cuando arrecia la amenaza.

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