El temor al aumento de los gastos rígidos en el Presupuesto General de la Nación es una preocupación histórica, como lo es el pedido reiterado y sin cansancio desde la sociedad civil para que se frene el expansionismo en el dispendio de los recursos públicos. Sin embargo, estas tribulaciones parecen no ser suficientes o como habría dicho el libertador de cinco naciones sudamericanas, es como “arar en el mar”, porque pese a todo lo rogado no se produce mínimamente lo esperado. Nuevamente se volvió a retocar el plan financiero y se realizaron reasignaciones de recursos para servicios personales a favor del Ministerio de Justicia, el Congreso Nacional, Senadores y Diputados, Ministerio de Defensa Nacional, Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria, Gobernación de Misiones, Instituto Nacional de Educación Superior, la Caja de Jubilaciones del Personal de la Ande, entre otras instituciones del Estado. Esta “distracción” en Diputados volvió aún más rígido el gasto público. Desde la sociedad civil varios colegiados volvieron a pedir a los legisladores que hagan una restricción a los gastos corrientes dentro del Presupuesto General de la Nación para el próximo año. Preocupa la continuidad de la lógica expansionista del gasto corriente, porque puede afectar las expectativas de crecimiento.

Al igual que los gremios, varios especialistas nacionales vienen recordando los peligros de mantener la rigidez en el gasto público. La receta para frenar el expansionismo del gasto se respalda en: suspender la creación de nuevas entidades públicas, eliminar la figura del retiro voluntario, prohibir a las autoridades la firma de acuerdos de prestaciones a favor de sindicatos o empleados públicos, y, finalmente, insisten en una urgente revisión de la Caja Fiscal para contener los sucesivos saldos rojos.

Sobre el tema, en su declaración final sobre la misión de consulta del artículo IV del Fondo Monetario Internacional, correspondiente al 2020, alerta que si “la epidemia del covid-19 empeorara significativamente, el país se verá obligado a realizar más gastos para los servicios de Salud y la protección social de trabajadores vulnerables. Además, si el ciclo actual del fenómeno climático de La Niña redujera la cosecha y el crecimiento económico, los ingresos fiscales probablemente decepcionarían. En todos estos casos, sería importante proteger la inversión; y la reducción del déficit en 2021 tendría que ser proporcionalmente menor”.

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En este punto, resulta importante rescatar la postura del ministro de Hacienda, Óscar Llamosas, quien pide al Senado ajustar nuevamente el plan financiero 2021, principalmente en lo que se refiere al aumento de los 20 mil millones de guaraníes en servicios personales, que fueron encajados por los miembros de la Cámara Baja. Este monto se suma a los 91,5 billones de guaraníes que la Comisión Bicameral había aumentado a la proforma original y contaba con el visto bueno de Hacienda, puesto que incluía las inversiones para el Ministerio de Obras Públicas y el saldo del fondo de emergencia para el Ministerio de Salud Pública.

El próximo año nos enfrenta a complejidades y desafíos. De ahí que se torna fundamental contener el gasto rígido, ya que deja muy poco espacio para las inversiones del Estado que ayudarán a reactivar la economía nacional.

Una vez más se espera que los representantes del pueblo en el Congreso Nacional se pongan alguna vez a la altura de las circunstancias. Se les insta a actuar con la madurez que exige la actual crisis sanitaria y económica, que aprueben un presupuesto general 2021 alineado con la realidad que exige un momento de austeridad en el sector público.

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