La flexibilización de casi todas las medidas restrictivas de la cuarentena, entre otros objetivos, apuntan a apoyar a la deprimida reactivación económica, pero los efectos esperados aún no surten todo su efecto. Se mantienen cifras negativas tanto en los indicadores de la actividad económica, en el indicador de ventas, como en el referente al empleo. Las expectativas de reactivación que se preveían para el segundo semestre aún se muestran esquivas. El comercio y los servicios siguen siendo los sectores de la economía nacional que aún no logran repuntar. Acá no corre el dilema si es primero el huevo o la gallina, los proyectos de reactivación del Gobierno deben apuntar tanto a mejorar el acceso al empleo como a reactivar los sectores de la economía nacional deprimidos, especialmente aquellos sectores que brindan mayor fuente de empleo.

El deterioro en el acceso a las fuentes de empleo está latente. El desempleo abierto se ubica al cierre del tercer trimestre del año en un 8,2% de la fuerza de trabajo (en el trimestre anterior fue del 7,6%) y la subocupación subió al 9,2%. En otras palabras, los desocupados al finalizar setiembre totalizaron 294.697, los subocupados llegaron a 301.488 y los inactivos por la pandemia alcanzaron 111.162, según los datos revelados horas atrás por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (Dgeec).

La persistente caída del empleo a su vez se refleja en los otros indicadores de la economía nacional. Así, el Índice Mensual que mide la Actividad Económica (Imaep), que emite el Banco Central del Paraguay, revela que nuevamente se registró un retroceso de 1,4% en el mes de setiembre. Por tanto, el Imaep acumulado entre enero y setiembre de este 2020 se mantiene en la línea de retracción del -0,5%.

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Igualmente, el indicador que estima la demanda de bienes y productos muestra que hay una reducción del 0,7% en el mes de setiembre, y el descenso acumulado en lo que va del año es de 1,7%, según el informe de Estimador Cifra de Negocios (ECN) elaborado por la banca matriz con base en las ventas declaradas en la Subsecretaría de Estado de Tributación.

Evidentemente, la incertidumbre en la gente sobre el contagio con el covid-19 se mantiene que, junto con el desempleo, frenan el consumo. A su vez, en la falta de mejoramiento de la economía incidió el desempeño negativo en los servicios, en la generación de energía eléctrica y la agricultura, estos dos últimos rubros afectados por la falta de lluvias. Se espera que las cifras negativas sean reemplazadas por mejores datos al finalizar octubre por efecto de la apertura del paso fronterizo con Brasil.

Con excepción de la construcción y la agricultura, los otros sectores económicos no están pudiendo salir del pozo en el cual les ubicó la cuarentena. Esto a su vez demuestra que la estrategia gubernamental tampoco está incidiendo en la reactivación económica. Incluso, a futuro, el panorama se torna más lúgubre por el aumento peligroso de la deuda pública.

Urge que el Equipo Económico Nacional, ahora que nuevamente está completo tras los cambios efectuados en las titularidades de las carteras de Estado, revise la estrategia de reactivación económica, puesto que las previsiones de mejoramiento en el segundo semestre continúan a la baja, en contrario con todo el optimismo manifestado a mediados de año. Sin empleo no hay crecimiento económico, esa es la línea de comprensión y acción que se espera priorice el Gobierno.

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