Entre algunos de los pocos efec­tos secundarios positivos que provocó la pandemia en nues­tro país está el haber desnudado la dimensión de la economía en negro y la gran cantidad de personas que pulula en el mundo de la informalidad. Son actividades económicas marginales que no se compu­tan y por las que no se pagan impuestos, con gente de diversas clases sociales que no figu­ran como contribuyentes, que vive comer­cializando productos ingresados de contra­bando y actúa a espaldas de la legalidad.

En un encuentro mediático realizado sobre los alcances de la informalidad en el país, una organización especializada destacó en su estudio que la economía subterránea, lejos de disminuir, está creciendo paulati­namente. El cálculo para este año refiere que la actividad irregular ascendería al 46% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que quiere decir que casi la mitad de la econo­mía paraguaya está en negro. La informa­lidad económica era del 42,9% del PIB en el 2019, frente al 41,8% del PIB que alcanzaba en el 2018. Lo que quiere decir que en estos tres años la actividad económica informal creció en 4 puntos porcentuales, que son los años en los que está al frente la actual admi­nistración gubernamental.

La organización Pro Desarrollo Paraguay destacó que la economía subterránea era el equivalente a 16.647 millones de dóla­res en el 2019. Sus estimaciones apuntan a que este año tendrá un fuerte crecimiento que podría llegar a 3,3 puntos porcentuales más, y ascender de ese modo al porcentaje indicado más arriba.

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El incremento se debería a la menor diná­mica económica atribuible a la desacelera­ción registrada en el país y en la región, la existencia de un mercado laboral fuerte­mente subterráneo, una actividad con alto nivel de informalidad y de bajos ingresos, además de la situación de incertidumbre que afecta a los negocios.

El propio responsable de la recaudación de impuestos, el viceministro de Tributa­ción, admitió que la evasión del Impuesto al Valor Agregado (IVA) asciende al 30% en forma anual. Este porcentaje de evasión, en términos monetarios, oscilaría entre 3 y 4 billones de guaraníes de pérdida para el Estado, solo por este concepto. Hay que recordar que el IVA es la principal fuente de ingresos tributarios, ya que es el tributo más rendidor. Si a esta cifra se le suma el no cumplimiento de otros tributos, como los aduaneros, impuestos a la renta de las actividades comerciales y otros similares, el monto del dinero evadido al fisco fácil­mente podría calcularse en más de 1 millón de dólares por año.

El funcionario recordó que cuando se hizo el estudio para dar el apoyo económico esta­tal a las personas afectadas por la pande­mia, se encontró que más de 1.200.000 no tenían el Registro Único de Contribuyente (RUC) y que tampoco realizaban aporte alguno al IPS. Estas cifras dan una medida de la cantidad de trabajadores irregulares que existe, que estaba oculta en la informa­lidad y que se descubrió en esta ocasión.

Luego de la constatación de estos hechos, algunas autoridades fiscales dijeron que una de las principales tareas que les queda después del ataque del coronavirus a la eco­nomía es hacer una fuerte campaña de for­malización para aumentar el número de contribuyentes y que de ese modo dismi­nuya la informalidad, decline la evasión y se incremente la recaudación impositiva.

En ese plan tiene que pasar a la normali­dad el alto contingente de personas que opera en negro que se encontró casual­mente mediante la ayuda monetaria que se entregó por la pandemia.

Según las sugerencias del sector privado, para la reducción de la economía subterrá­nea, el Estado tiene que facilitar la inclusión masiva de los irregulares, haciendo más fácil la inscripción y el cumplimiento de los tributos, que para el contribuyente no sea complicado actuar dentro de la ley, además de la adopción de otras medidas que vayan acompañadas de programas de inclusión financiera con nuevos créditos.

Si las autoridades nacionales proceden de este modo, acompañadas del sector pri­vado, se irán terminando los peores males que sufre la salud económica del Para­guay, que se expresan en tres fenómenos: el ingreso de mercaderías de contrabando, la economía informal y la consecuente perni­ciosa evasión tributaria.

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