A un paso de concluir el año más duro que ha tenido el país en las últimas décadas, se tienen algunas informaciones econó­micas para medir el tamaño y los alcan­ces de esta nueva realidad. Los núme­ros revelan que el 2020 no solo es el peor año económico de la vida reciente, tam­bién sirven para mostrar cómo estamos saliendo airosos de la emergencia sin más daños que los que ya se han sufrido. Por supuesto, todo esto si no hay un rebrote de la pandemia y si la vida del país trans­curre al ritmo que ha tenido en los últi­mos meses.

Un reciente estudio del Ministerio de Hacienda indica que los déficits del Estado paraguayo continuarán por encima del margen establecido por la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF) durante toda la administración del actual Gobierno, hasta el 2023. Solo en el 2024 volvería al -1,5% que establece como máximo la mencionada norma. Otro de los datos significativos es que el peso que tienen los salarios de los estatales en el presupuesto público no permitirá tener esperanzas de un mayor equilibrio en las finanzas públicas y que el Gobierno pueda hacer inversiones sin recurrir a nuevos préstamos.

Una de las informaciones más llamativas que revela es que, a pesar de los recortes hechos debido a la emergencia, los gastos en salarios serán en este 2020 un 8,2% más altos de lo que se pagó en igual con­cepto en el 2019. Hacienda prevé ejecutar este año en sueldos públicos 2.548 millo­nes de dólares, una suma que representa el 7,4% del producto interno bruto (PIB), porcentaje que, según algunos técnicos es dos veces más alto que el monto de la inversión que se tiene previsto realizar en obras de infraestructura.

Se dirá que el presupuesto se hizo el año pasado sin considerar la pandemia y sus consecuencias. Pero no se puede igno­rar que en un año golpeado por la emer­gencia económica subir el gasto con más salarios públicos no es lo más adecuado. Sobre todo, por lo que implica en el des­gaste de las finanzas estatales, en momen­tos en que se necesitan más recursos para enfrentar la situación sanitaria.

Debido a la emergencia, el Estado gastará este año mucho más que en el 2019. Se estima que el total de erogaciones tendrá un crecimiento del 22,4%. Pues el monto del gasto público alcanzaría 40,7 billones de guaraníes (5.845 millones de dólares).

Y así, frente a cada 100 guaraníes que ero­gaba el Gobierno en el 2019, este año gas­tará 122,4 guaraníes, un incremento que será más doloroso si se tiene en cuenta que los ingresos fiscales también se han visto golpeados.

La cartera estatal estima que el derrumbe de las recaudaciones estatales rondará el 7,9%. Por consiguiente, el déficit fiscal sería este ejercicio del 7,2% del PIB, que equivale a 2.526,4 millones de dólares, el más elevado de los últimos tiempos.

Observando los informes del ministerio fis­cal que hablan del panorama actual, con una fuerte pérdida económica del país, corres­ponde asumir la realidad con equilibrio y ponerse a trabajar duramente para superar la situación actual. No hay otra. El llanto puede ser a veces inevitable por el dolor que causan las heridas, pero hay que levantarse a restañarlas, calmar el dolor y después poner todo el empeño en salir adelante.

La situación de la pandemia sanitaria está relativamente calma ya que no crecen los números de contagiados ni de fallecidos. Eso provoca ilusiones positivas y permite presumir que se está en vías de superar el peor momento.

Al lado de las cifras del Ministerio de Hacienda están los cálculos del Banco Central del Paraguay (BCP), que indi­can que la caída económica será menor a la estimada inicialmente y que, gracias al comportamiento de algunos sectores, se está avanzando hacia la recuperación. Hasta las recaudaciones fiscales están aumentando, como signo alentador.

El hecho de contar con este elevado saldo rojo en las cuentas del Estado debe apu­rar el achicamiento de los exagerados gas­tos de la burocracia pública y estimular medidas para el ahorro. Porque, así como la pandemia hace estragos en la salud, el gigantismo estatal produce destrozos en las finanzas del fisco.

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