A poco más de dos meses de ter­minar uno de los peores años en materia económica y sanitaria, urge tener claras las ideas de qué y cómo hacer para buscar la recuperación, reactivar el aparato productivo y movili­zar la maquinaria económica de la manera más eficiente y rápida. Luego del terrible golpe que ha dado la pandemia en todo el mundo y que continúa, en todas las nacio­nes del planeta se trazan planes para ver cómo salir más pronto de la retracción y volver a la normalidad.

En el Paraguay se ha promulgado una ley para encarar la emergencia y el Gobierno ha ensayado además un plan para la reac­tivación, con muchas propuestas, algu­nas buenas ideas y varias carencias. El proyecto tiene un defecto capital que no es fácil solucionar, la falta de suficiente dinero para encarar las propuestas más ambiciosas que pueden movilizar la econo­mía. Con esa idea se han iniciado inversio­nes públicas en rutas y obras de infraes­tructura y se proyectan otras nuevas, varias de las cuales están con problema de presupuesto. Especialistas del área eco­nómica han señalado algunos defectos del plan encarado por el Gobierno. Indicaron cómo hacer para corregirlos, dónde enfa­tizar y qué otras medidas se deben tomar para que tenga éxito la tarea emprendida.

Uno de los énfasis que han hecho para que las inversiones tengan un buen efecto eco­nómico y social es que las obras públicas que encare el Estado deben proporcionar gran cantidad de empleo, en lo posible en los sitios donde haya más población. Por eso proponen que se insista en construcciones de viviendas y de obras sanitarias, que ocu­pan a mayor cantidad de operarios. Resaltan que está bien hacer más rutas, pero que la construcción de viviendas, obras como cloa­cas y otras vinculadas a los complejos habi­tacionales ocupan de manera más inten­siva la mano de obra por lo que tienen mayor repercusión entre la gente sin empleo.

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También han planteado que los recursos monetarios que existen se deben dirigir de manera privilegiada hacia las obras públi­cas que sean capaces de generar la mayor cantidad posible de empleos. Insistieron en que este tipo de realizaciones ayudarán a los sectores más necesitados que están siendo muy castigados por la situación de emergencia y que golpea principalmente las fuentes de trabajo.

Reconocen que la falta de recursos finan­cieros es la pata coja del plan, dado que no se tienen fondos propios y no se reco­mienda aumentar desmedidamente el endeudamiento estatal. Este dilema es uno de los capítulos principales que se tiene que estudiar para los planes del 2021, sobre todo en estos momentos en que el presupuesto estatal se está analizando en el Congreso. De nada valdría articular ambiciosos planes si no hay cómo finan­ciarlos. El tema no es simple, pues como el Estado no tiene dinero ni siquiera para hacer frente a los pagos de su deuda, pre­tender realizar más obras públicas nece­sariamente implica seguir aumentando la deuda.

Hay que admitir que el Estado no podrá prescindir del mayor endeudamiento público para seguir sus proyectos, aun­que se debían de buscar otras alternati­vas. Algunos han señalado que se podrían utilizar las reservas monetarias del Banco Central del Paraguay (BCP) en lugar de hacer nuevos préstamos y que el Gobierno vaya devolviendo los fondos más adelante. Pero esto no sería viable pues podría aca­rrear problemas futuros, como ha ocu­rrido en algunos países que recurrieron a esa modalidad y que hoy se encuentran con déficit fiscales muy grandes.

Por ello se ha insistido en que, aparte de recortar los gastos corrientes, el Gobierno debe mejorar su recaudación tributaria disminuyendo la gran evasión y la econo­mía en negro existente, pues por culpa del contrabando y la informalidad el Estado tiene una evasión fiscal superior al 30%.

De cara al nuevo año, el Estado tiene que aumentar sus inversiones usando recur­sos de préstamos que ya tiene pero que no se están ejecutando por problemas de ges­tión. En el presupuesto en estudio tiene que priorizar los proyectos que tengan más repercusión social ya que será inevitable el mayor endeudamiento pues no existen otras alternativas. Y sobre todo, apurar las propuestas que apunten a movilizar el apa­rato económico perjudicado por la situa­ción de emergencia.

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