El retorno a la “nueva normalidad” está cada vez más cerca, lo que no significa que la pandemia haya sido superada ni que estén bajo control los casos de contagio en el país, que hasta ayer viernes 2 de setiembre, a más de seis meses y dos días de la declaración de pandemia, Paraguay registró 890 fallecidos, 42.684 casos confirmados y 25.803 recuperados.

En los próximos días el Gobierno anunciará el retorno de los eventos públicos, con ciertas limitaciones, así como nuevos protocolos que van a flexibilizar el confinamiento. El anuncio generó llamados de atención por parte de especialistas en el tema, ellos piden a las autoridades gubernamentales sincerar la situación, puesto que los guarismos del Ministerio de Salud no coinciden con los de estos expertos, por lo que temen un descontrol.En medio de todo el debate, así como de las medidas de flexibilización o endurecimiento de las restricciones, hay una verdad absoluta.

Y es que más tarde o más temprano deberemos volver a la nueva realidad, y con ello a una nueva forma de vivir, que es cuidándonos mutuamente, para evitar contraer el virus y disminuir las posibilidades de contagiar a otros. La vieja confiable, que hasta el momento tiene un alto impacto contra el covid sigue siendo: mantener dos metros de distancia física con los demás, usar mascarilla, lavado permanente de manos con agua y jabón, mantener los espacios aireados, la limpieza y desinfección de elementos de trabajo y los espacios comunes, no compartir utensilios, además de establecer saludos sin contacto. Esta nueva práctica debemos adherirla a nuestra cultura, a nuestras prácticas diarias de vida.

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La otra verdad es la que esperamos todos, es decir, que las autoridades del Ministerio de Salud nos hablen con la verdad. Si hacen mea culpa se darán cuenta de que la credibilidad que tenían allá por marzo de este año ya no existe. Los escandalosos negociados con medicamentos, insumos y equipamientos para combatir al coronavirus fueron el primer golpe mortal que recibieron. Luego las contradicciones sobre las acciones y protocolos que tienen los voceros de Salud, así como la falta de coherencia de sus autoridades –a esta altura ex autoridad– que con una mano pedía a la población cumplir los protocolos, pero con la otra borraba en alegre farra lo escrito, y la bajísima ejecución presupuestaria de los fondos de Emergencia, etc. El tema no pasa por ceder ante la presión de los sectores económicos versus lo sanitario, sino el saber a ciencia cierta dónde estamos parados y hacia dónde vamos respecto a la gestión de la pandemia, eso dará certeza a todos de cómo continuar actuando.

Luego de más de seis meses de aislamiento social, de manera paulatina se está regresando a la “nueva normalidad”, con nuevos anuncios y flexibilizaciones que prevé hacer mañana el Gobierno, pese a que el pico de infecciones por covid-19 no baja. Desde el Ministerio de Salud afirman que hay desaceleración en la duplicación de casos de coronavirus y por ello se puede establecer que hay un enlentecimiento en el ritmo de contagios del virus, por lo que consideran levantar la “cuarentena inteligente” dentro de unas tres semanas, aproximadamente. Sin embargo, médicos y especialistas en el tema contradicen las afirmaciones de los técnicos de la cartera de Salud, y afirman que no están decayendo los casos de contagio y mucho menos la pandemia. “Los números no muestran eso, hay mucha presión económica y eso lo entendemos. Lo que estamos viviendo actualmente para nada se parece a un decrecimiento de casos y se demuestra en los números que siguen siendo muy altos”, afirmaba con énfasis el Dr. José Fusillo, presidente de la Sociedad Paraguaya de Neumología, un discurso similar lo tiene la presidenta de la Sociedad Paraguaya de Infectología, Dra. Elena Candia, para quien “estamos muy lejos de tener controlada la pandemia en Paraguay”, como afirman las autoridades gubernamentales.

El optimista triunfalismo del Gobierno choca con las observaciones técnicas, sobre un error de cálculo por la baja cantidad de test que realizan, así como que tampoco los testeos son una herramienta que pueda ayudar a detectar tempranamente focos de contagio y controlarlos. Flexibilizar la cuarentena sin la certeza que exige la situación es una apuesta de alto riesgo.

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