El ministro de Salud Pública admitió el lunes que el país está entrando en la fase más crítica de la pandemia y que el número de contagios va creciendo fuerte­mente. Manifestó que los meses de julio y agosto están entre los más difíciles, por lo que habrá que extremar las medidas de prevención, procurando que la gente sea parte de la solución y no del problema. Apuntó que la batalla contra la enferme­dad debe darse lejos de los hospitales, en la comunidad, en las casas poniendo en práctica los cuidados sanitarios de rigor. Pidió al Poder Ejecutivo que las institu­ciones públicas disminuyan al mínimo la aglomeración de personas y solicitó que las audiencias, reuniones y actos públi­cos de cualquier índole presencial se sus­pendan para prevenir la transmisión del virus. Es que con los nuevos casos de con­tagios y el aumento de los fallecimientos que han crecido fuertemente en las últi­mas semanas se está llegando a un punto preocupante.

El Gobierno quintuplicará el número de camas de terapia intensiva y habilitará más respiradores en los hospitales para ponerse a tono con la nueva situación. El escenario se está volviendo más álgido en el Alto Paraná donde se han dado más del 40% de los casos positivos de coronavirus.

Por eso el responsable de Salud Pública insistió en que la gente debe cumplir las principales medidas de prevención, como el lavado frecuente de las manos con jabón, el uso de tapabocas o mascarilla y el distanciamiento físico de otras perso­nas. “Representa un sacrificio en las liber­tades personales, pero salva muchísimas vidas”, enfatizó.

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En los estudios realizados sobre el com­portamiento social se ha visto que la mayor parte de los contagios se produ­cen en las citas entre las personas en reuniones grupales. Otro detalle impor­tante demostrado en las investigaciones es que el mayor porcentaje de la trans­misión de la enfermedad se ha dado en grupos de personas relativamente jóve­nes, ya que el 57% de la misma se produjo entre individuos de entre 20 a 39 años de edad, que son los que habitualmente tie­nen el hábito de socializar en reuniones de entretenimiento donde no siempre se toman las precauciones necesarias. Teniendo en cuenta las investigaciones científicas y las observaciones de la vida cotidiana, hay una verdad que no se puede desconocer, y es que el incumplimiento de las normas sanitarias es el principal cau­sante de los contagios.

Por consiguiente, la respuesta no está solo en equipar más hospitales, sino en crear conciencia en la gente para que extreme la prevención y así se puedan detener los contagios. En esta tarea todos los ciuda­danos conscientes pueden aportar un importante papel.

La solución es una fuerte y completa cam­paña de concienciación en todo el país: en las casas, en los buses, en los templos, en los supermercados, en los shoppings, en los lugares de trabajo y en todos los sitios donde haya gente. Tiene que ser una acción concertada entre los organismos públicos, entidades privadas, los medios de comunicación y las organizaciones de toda índole que se unan para insistir en las precauciones que se deben tomar para prevenir la propagación de la enfermedad.

El Ministerio de Salud Pública ha reali­zado actividades en los hospitales y cen­tros de salud para cuidar a los enfermos y atacar el mal. Pero su esforzada actua­ción tiene una falencia muy importante de la que debe percatarse para corregir su actuación: no ha hecho una campaña de enseñanza pública, general, que abar­que a todos los sectores de la comunidad para que las personas de las más diver­sas extracciones sociales y económicas se vean obligadas a la aplicación de los cuida­dos sanitarios. Falta una cruzada de con­cienciación sistemática, persistente, que haga que ningún habitante del país ignore lo que tiene que hacer y se vea obligado a proceder para esquivar el mal.

El Gobierno cree que con las reuniones de prensa basta, lo que es un error de apre­ciación. Porque lo que necesita el país, además de información, es formación, aprendizaje, comprensión del problema para mejorar su hábito. Todo lo cual se puede lograr solo con una operación de concienciación, para que la gente tome conciencia de cómo proceder y actúe correctamente en cumplimiento de este deber cívico.

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