El Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social solicitó al Gobierno extender por dos semanas más la fase 3 de la cua­rentena para salvaguardar la situación sanitaria que ha tenido algunos altibajos. Todo indica que el presidente de la Repú­blica aceptará la petición, lo que quiere decir que la apertura total aguardará todavía hasta mediados de julio. Esto ha hecho reaccionar a diversos sectores que dijeron que la extensión de la cuaren­tena perjudicará más a la situación del consumo. Afirmaron que varios grupos que verán prolongado su encierro serán los más afectados frenando el ritmo de la movilización del aparato económico del país, lo que puede causar incertidumbre entre los agentes económicos.

Se ha señalado que la situación de las empresas es preocupante y que la reani­mación de la producción y el comercio será muy difícil si no hay una rápida interven­ción del Estado con un plan de recupe­ración efectivo, que hasta ahora se está haciendo esperar para extrañeza de todos. Los especialistas coinciden en que si se prolonga la fase 3 de la cuarentena será un fuerte golpe a las expectativas de los que esperan mayor reapertura para aumen­tar el movimiento económico. Señalan que el factor más perjudicado será el consumo que está actualmente muy deprimido.

Por lo que se vio hasta ahora la reacti­vación de la demanda estuvo por debajo de lo que se esperaba, lo que generó un fuerte sentimiento de inseguridad entre muchos empresarios y personas afecta­das por la situación. No se tiene certeza de qué pasará: si los negocios podrán volver a normalizarse en corto o mediano plazo, lo que sin duda influirá en la fortaleza de las empresas y en la decisión de hacer de nue­vas inversiones. Todas las señales indican que después de esta pandemia el escena­rio del futuro no será el mismo que se ha tenido antes.

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El Banco Central del Paraguay (BCP) vol­vió a disminuir la tasa de interés de refe­rencia. Esto podría producir una modifi­cación en las tasas de interés de depósitos y de créditos, lo que tendría también como efecto una preferencia de los tenedores de dinero por los dólares para cubrirse de las menores tasas en moneda nacional.

Hasta ahora, la política monetaria no sir­vió para impulsar la recuperación, lo que se atribuye a la incertidumbre empresa­rial sobre cómo podrían evolucionar el consumo y el resto de la actividad econó­mica. Por esto algunos proponen una polí­tica fiscal con fuertes inversiones públi­cas que utilicen gran cantidad de mano de obra para generar un fuerte aumento del empleo, con mayores ingresos, que posibilitarán el alza del consumo y mayor demanda de productos y servicios.

Entre las medidas que empresarios y ana­listas de la economía recomiendan para hacer frente a la situación es que hay que incentivar las inversiones y el consumo pri­vado. Ponen el acento en que hay que tomar medidas inmediatas para combatir la incertidumbre en todos los niveles, dando seguridad a los que quieren invertir y rea­nimando a los sectores más golpeados.

Teniendo en cuenta que la falta de cer­tezas es perjudicial para cualquier pro­yecto encaminado a recuperar la maqui­naria económica, tanto el Estado como la ciudadanía tienen que adoptar todas las acciones necesarias para dar certidumbre y seguridad. En este contexto es funda­mental que el Gobierno lance ahora su tan esperado plan de recuperación económica. No hace falta que sea un proyecto perfecto, pues cualquier plan se puede ir mejorando con el andar de los días y de acuerdo a las circunstancias que vayan surgiendo. Lo importante es llenar el vacío existente y apoyar con paso firme la reanimación de la producción, el comercio y los servicios.

Aunque se dieron detalles del referido pro­yecto desde mediados de abril, han trans­currido más de dos meses y todavía no se lo conoce. En cierto sentido, sigue siendo un misterio, pues a las grandes expectati­vas que ha suscitado solo se ha respondido hasta ahora con continuas dilaciones. El Gobierno tiene que comprender que el país no puede seguir esperando y que el recelo que se ha instalado últimamente entre los agentes de la economía necesita medidas importantes como el aludido plan de reac­tivación para recuperar el optimismo y aumentar el espíritu de lucha imprescindi­ble para este momento histórico.

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