Estamos por comenzar el segundo semestre del año con el peso de la gran caída econó­mica ocasionada por la pande­mia. Con relativo éxito, el país ha logrado frenar hasta ahora el contagio del covid-19 y está presentando algunas cifras que son la envidia de otras naciones que están colapsando por las consecuencias del mal. El buen manejo del frente sanita­rio es indiscutible, pero en el área eco­nómica, el Gobierno hasta ahora no ha demostrado decisiones ni acciones que puedan dar esperanzas de salir airosos. Como la situación es para muchos secto­res muy apremiante, urge que las autorida­des se sacudan de la modorra y comiencen a marcar un camino con un nuevo rumbo en la economía.

Los indicadores económicos de los primeros cuatro meses revelan un desplome impor­tante en las principales actividades. Aunque ya se han reabierto las puertas de muchos negocios y han vuelto a trabajar muchas uni­dades productivas, la reanimación de la eco­nomía está aún lejos, hecho que se nota con mucha nitidez en estas primeras semanas de la fase 3 de la cuarentena inteligente. El presidente del IPS recordó la semana pasada que se sumaron 50 mil nuevos pedidos de suspensión laboral a los ya existentes, un indicador muy duro de la hora actual.

La variación interanual del consumo, de abril del 2019 a abril del 2020, muestra la depresión de la mayoría de los sectores. Las ventas en tiendas y vendedores de prendas de vestir tuvieron una caída del 23,4%, la comercialización de vehículos cayó 21,9%, en tanto que la de combustibles disminuyó 15%, como los equipamientos del hogar cuya venta declinó 13,4%. Solamente la telefo­nía móvil, los productos farmacéuticos y materiales de construcción mostraron un comportamiento positivo, en tanto que los supermercados y afines solo tuvieron un 0,8% de aumento.

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Según el Banco Central del Paraguay (BCP), la caída de la actividad económica en abril de este año comparada con abril del 2019 fue del 12%, el índice de ventas se retrajo en 20%, en tanto que las exportaciones de enero a mayo de este año disminuye­ron en 22% frente a igual período del 2019. Las importaciones de enero a mayo último tuvieron un declive del 20% comparado con similar época del año anterior. En abril la concesión de créditos bancarios bajó 1,14% frente a marzo último.

Los datos del comportamiento económico de los últimos meses no son alentadores. Son números que eran esperables debido al encierro total que se tuvo a partir de marzo cuya principal víctima fue la actividad eco­nómica. Pero que no por esperados dejan de ser preocupantes y demandan una fuerte reacción para buscar la recuperación.

La nueva etapa de la cuarentena inteligente no ha producido el milagro de reanimar la economía, como pretendían algunos. El mercado está todavía fuertemente golpeado y la anemia monetaria repercute en la caída del consumo cuya recuperación llevará su tiempo, no se sabe cuánto.

El grupo Basanomics ha dicho que el bajón de la economía produjo una severa contrac­ción del consumo debido al confinamiento. A lo que se suma que la incertidumbre sobre las perspectivas de ingresos y empleo hace que el consumo disminuya por el ahorro preventivo.

Por eso este es el momento justo para acti­var el cambio del rumbo económico del país con un fuerte liderazgo que permita sortear esta difícil situación y abrigar esperanzas de una rápida reactivación.

Así como se enfrentó el desafío sanitario con una buena dirección en Salud, que fue deci­siva para obtener el logro conseguido en la lucha contra el covid-19, de ese mismo modo necesita el país afrontar ahora la recupera­ción de la economía con una fuerte conduc­ción económica. No importan mucho los nombres sino el rumbo de la política econó­mica que se tome.

El Gobierno hasta ahora aún no ha comen­zado la tarea de recuperar la actividad eco­nómica, pues no basta con la reapertura del confinamiento. Hace algunos meses sus téc­nicos están estudiando proyectos de leyes y medidas para tentar la recuperación. Esas decisiones no pueden seguir esperando porque la realidad urge actuar con rapidez. Debe entender la urgencia del momento económico, tal como comprendió a princi­pios de marzo la premura sanitaria y actuó con rapidez y acierto.

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