Este lunes comienza la fase 3 de la cuarentena declarada por el Gobierno hace más de 90 días y se da un paso relevante hacia la liberación de la ciudadanía de una de las ataduras más dolorosas que trajo la pan­demia, el encierro obligatorio. No se trata solo de un salto dentro de una carrera cuyo final parece cada vez más cercano sino también un escalón decisivo en la lucha contra la enfermedad que no sabe­mos todavía cuándo ni cómo terminará, pero que deseamos sea en corto tiempo y con óptimos resultados para el país.

Con más aciertos que errores, todo el Para­guay, con sus autoridades por delante, hemos hecho este recorrido que nos acerca más a la meta, pero que está todavía lleno de desafíos que tenemos que enfrentar con valentía.

Teniendo en cuenta el desenvolvimiento global de la lucha contra la enfermedad, las autoridades sanitarias han admitido que, en general, los resultados han sido auspi­ciosos, lo que permite iniciar otro capítulo en la cuarentena inteligente.

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En esta fase que se inicia volverán a abrirse los restaurantes, el horario de circulación de personas se extenderá por más tiempo, en los templos se podrán realizar las celebra­ciones litúrgicas y reuniones con un grupo limitado de fieles, se harán más blandas las restricciones. También se permitirá el fun­cionamiento de los complejos deportivos sin espectadores, los gimnasios, academias y polideportivos, todo teniendo en cuenta los cuidados sanitarios establecidos en los protocolos de Salud Pública. Ya se ha ade­lantado la reapertura de los grandes nego­cios como los centros comerciales con sus tiendas, peluquerías y afines que ya están en pleno funcionamiento. Los clubes de fútbol volvieron a animarse con el entrenamiento de los jugadores de primera división en pequeños grupos y en sitios especiales.

El protocolo establecido por las autori­dades sanitarias para los restaurantes prevé que cada establecimiento deberá tener agentes de seguridad para contro­lar la temperatura de los clientes y cons­tatar si tienen síntomas del covid y exigir el uso de mascarilla en forma obligatoria. Deberán tener lavamanos, con agua y jabón para ingresar al local y cada mesa deberá tener alcohol al 70%. También deben con­tar con alfombra sanitaria con hipoclorito de sodio, garantizar el distanciamiento físico de 2 metros entre cajas, mostradores, mesas y público presente. Deberán hacer una ficha de cada cliente con todos los datos personales y números de teléfono, para hacerle seguimiento en caso de necesidad.

Llegar a esta nueva estación de la cuaren­tena demuestra en gran medida que el encierro no ha sido en vano, aunque hay que continuar todavía la batalla para ase­gurar el control de la enfermedad con más firmeza y sin bajar la guardia en ningún sentido.

A pesar de lo que se ha andado en este tiempo, la incertidumbre sigue siendo grande porque en realidad nadie sabe con certeza dónde llegaremos después de esta carrera. Pero como todo viandante que desafía los rigores del camino, podemos creer que estamos cada vez más cerca del final que del comienzo. Solo falta saber qué encontraremos al terminar esta ruta.

El desafío de esta nueva etapa es cumplir con rigurosidad y prudencia todos los cui­dados necesarios para evitar los conta­gios y hacer que los nuevos casos puedan ser atendidos adecuadamente para que no haya mayor extensión de la enferme­dad. La tarea no será simple, pues existe la tentación de conformarse con lo que ya se ha realizado y creer que todo será más fácil, lo cual es engañoso. La experiencia está demostrando que, al menor descuido, el virus puede extenderse con rapidez, así como debido a la imprudencia de algu­nas personas contagiadas se ha visto en el departamento de Paraguarí y en otras loca­lidades donde se presentaron casos nuevos.

Esta tercera etapa es la más delicada y la que requerirá mayores precauciones por­que la exposición de los individuos por la apertura de lugares públicos hará más pro­picia cualquier posibilidad de contagios ante el menor descuido.

Tanto el Gobierno como los responsables de lugares en que confluyan las personas tienen que intensificar el control de las atenciones previstas para no permitir res­quicios que puedan ocasionar problemas en este proceso. Así se podrá garantizar la seguridad de esta nueva fase.

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