El reinicio de las actividades de gran parte de las empresas industriales, la reactivación del comercio y la vuelta al trabajo de miles de trabajadores hacen que sople un viento de optimismo luego del inicio de la segunda fase de la “cuarentena inte­ligente”. La buena onda impulsa a creer que la caída de la economía paraguaya no será tan elevada como están previendo algunos estudios recientes, siempre que se siga controlando el crecimiento de la pandemia y la apertura pueda cobrar vuelo con más fuerzas mediante el plan de reactivación económica que prepara el Gobierno.

Las opiniones emitidas son hasta ahora solamente presunciones que están basadas en algunos datos ciertos o en ideas funda­das con cierto rigor en la realidad. Pero hay elementos en el mercado que señalan la fac­tibilidad de algunos planes y la posibilidad de que se concreten los mejores augurios.

Los pronósticos hablan de que la participa­ción del Estado para propiciar la reactiva­ción será fundamental y que sin ella no se podrá reanimar con fuerza la estructura de la economía. De ahí que será imprescin­dible contar con el proyecto estatal y que se lo haga con la mayor prontitud posible para aminorar el mal momento.

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Funcionarios del área económica seña­laron que con las medidas que están en estudio se buscará reducir el impacto de la caída del producto interno bruto (PIB), para que después sea más fácil remontar la situación. Explicaron que con el plan se pretende disminuir la caída de la economía que el Banco Central del Paraguay (BCP) prevé en 2,5% al -1,0%. La última previsión de la banca matriz se conoció luego de que la pandemia hiciera rever sus cálculos del 4% de crecimiento de comienzos de año.

Una de las técnicas del Ministerio de Hacienda apuntó que se está trabajando en el proyecto económico para conse­guir la reducción del impacto negativo que dependerá de cómo se desarrolle la reacti­vación. “Lo mejor que nos puede pasar es que lleguemos al -1% y estamos trabajando para eso”, confió. Hasta ahora el mencio­nado plan de reactivación económica del Gobierno aún no se ha dado a conocer y se estima que en la próxima sesión del Equipo Económico se le dé el visto bueno para su lanzamiento.

La propuesta que prepara el Estado prevé tres renglones: el primero es potenciar las inversiones públicas por alrededor de 1.200 millones de dólares, que serían eje­cutadas principalmente por el Ministe­rio de Obras Públicas y Comunicaciones, el Ministerio de la Vivienda, Urbanismo y Hábitat y la Ande.

En el segundo capítulo se pretende cana­lizar líneas de crédito a largo plazo a tra­vés de la Agencia Financiera de Desarro­llo (AFD) con bajas tasas de interés para avivar la inversión privada. Se estudia la capitalización del Banco Nacional de Fomento (BNF) y el Fondo Ganadero (FG) para mejorar su asistencia financiera a la producción. Se quiere dar más fondos para asistir a las familias de bajos ingresos con recursos para la construcción de viviendas.

El plan de reactivación también tiene pre­visto apoyar la reconversión productiva y comercial de negocios varios, además de micros, pequeñas y medianas empresas. Se quiere promover el comercio electrónico, reducir costos logísticos de los negocios y dar una mano al comercio que vive de las zonas fronterizas. Aparte de disposiciones que solo requerirán el aporte del Ejecutivo también se prevén nuevas leyes o modifi­cación de algunas ya existentes para facili­tar la reanimación de las empresas que ya están en la insolvencia y que requieren un auxilio especial.

Al promediar la última semana de mayo hay cifras de que la industria de la maquila está repuntando luego de la caída de abril, que las recaudaciones aduaneras están mejorando, lo mismo que las de la Subse­cretaría de Estado de Tributación, lo que hace pensar que la declinación económica será menor que las de los dos meses ante­riores.

Con la apertura de la segunda fase mejora el humor porque se está cerca de realzar la producción de las empresas y la reactiva­ción del sector comercial, que son grandes aportantes de la economía. Se puede decir que llegó el momento de frenar la caída y que comenzó la etapa del repunte mode­rado que procura el país para pretender su recuperación.

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