Los medios de comunicación viven, como el resto de las orga­nizaciones empresariales, los embates de una dramática reducción en sus ingresos publicitarios, lo que forma parte de la propia línea de flo­tación de su sostenibilidad.

Aun así los medios están realizando un destacado esfuerzo para realizar por lo menos dos misiones con destacable calidad: informar y controlar, a las que podríamos agregar otras dos: educar y entretener en estos tiempos difíciles de pandemia.

Sería impensable un mundo en seme­jante crisis sin el aporte de los medios de comunicación, que han potenciado en todo momento la voz de las autorida­des para orientar y advertir cuando la escalada de la crisis sanitaria mundial iba configurando un universo cada vez más indefenso ante el avance del virus.

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En ocasiones, estos medios han suplido incluso la ausencia de ideas inteligentes de las autoridades y han rescatado opi­niones calificadas para que complemen­ten las estrategias del sector público.

Pero en donde los medios han sido aún más valiosos ha sido en la tarea de com­batir el drama de la corrupción, desde la impresentable compra de agua tónica con fines terapéuticos contra el Covid hasta las sobrefacturaciones que hoy se investigan. En todos los casos se puede decir que sin la intervención de los medios de comunicación hubiera rei­nado la impunidad.

El propio Gobierno al reemplazar –lite­ralmente– sus organismos de control regular por un superestructura liderada por Arnaldo Giuzzio da la razón a la teo­ría sobre la inacción de los controladores que estaban en los entes responsables del Poder Ejecutivo.

La acción de los medios reforzando la tarea de médicos, enunciando acciones preventivas y enseñando cuestiones tan sencillas como la forma de utilizar los barbijos protectores ha sido igualmente preponderante hasta hoy y así conti­nuará indudablemente, lo cual reafirma que los medios juegan –cuando quieren hacerlo– un rol tremendamente educa­tivo en la sociedad.

Quizás quede de cara al futuro en estas organizaciones una tendencia a dedicar más tiempo a la materia educativa como lección aprendida de esta crisis. Ello principalmente porque las ideas que se siguen generando desde el sector educa­tivo público no dan muchas esperanzas acerca de un futuro mejor.

Los medios atraviesan al mismo tiempo un momento muy delicado en materia de sostenibilidad, lo cual ha llevado, en todo el mundo, a acciones de reconversión para la sobreviven­cia del quehacer periodístico. En este contexto, particularmente el Grupo Nación se ha marcado como norte apo­yar a la comunidad en esta pandemia redoblando los esfuerzos en materia de producción y fenómenos de audien­cia que se están dando en experiencias como GEN dan cuenta de los niveles de confianza que se van cosechando en el público.

Sabemos también que existen medios en el interior del país que –en el marco de esta crisis por seguir operando– están realizando una abnegada tarea para sostener a las regiones con coberturas adecuadas y mensajes educativos para enfrentar al mal que pone a prueba a la civilización.

Nuestro reconocimiento a periodistas, productores y realizadores de esta tarea de llevar certeza e información confiable a los hogares.

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