El Gobierno anunció que desde el lunes 4 de mayo comienza la nueva experiencia de encierro con la apertura gradual del con­finamiento social. Es un nuevo ciclo de la cuarentena iniciada el 11 de marzo pasado y a la que denominan cuarentena inteligente, que implicará volver paulatinamente a la normalidad en plazos que ya están estipula­dos en el cronograma oficial y que llevarán meses completar.

No sabemos qué ni cómo resultará, pues es una experiencia nueva, llena de incerti­dumbres. Por de pronto, el presidente de la República ha salido a afirmar que si no se cumplen bien las prohibiciones y empeora la pandemia a causa del comportamiento inadecuado, se volverá al encierro total. Más que una advertencia, por el tono utilizado, sonó más bien a amenaza, como cuando una madre dice a sus hijos que no habrá postre si no se portan bien.

Las previsiones del Banco Central del Para­guay (BCP) para este año hablan de que será un tiempo muy duro y que la economía nacional va a caer un 2,5%, que las impor­taciones se desplomarán un 5,7%, que las exportaciones también se hundirán (-1,5%) y que, además, la producción industrial caerá 0,5%. En vez de crecer, el consumo privado tendrá una disminución del 6,6%, en tanto que las inversiones caerán 3,5%. Un panorama que no tiene nada de alenta­dor y que hay que tomarlo como un acicate para moverse y actuar con decisión para no dejarse ganar por la adversidad.

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Diversos grupos del sector privado han demostrado su inquietud por los planes eco­nómicos gubernamentales y ya están impa­cientes por poner en marcha la maquinaria económica. Señalan que la cuarentena inte­ligente será una oportunidad para volver a abrir empresas, avivar el aparato del comer­cio, la producción, activar la economía en general, sin descuidar el aspecto sanitario que se respetará estrictamente. Afirman que el desempeño de la economía dependerá de cómo se vaya liberando la cuarentena para posibilitar el movimiento general.

Algunos refieren que a esta altura de los acontecimientos ya no es posible sostener la cuarentena total por más tiempo. Por eso proponen que las autoridades nacionales dialoguen con los representantes del sector privado para conocer mejor la realidad de cada grupo y escuchar las propuestas que tienen. Plantean que se busque un punto medio en que se mantenga el cuidado sani­tario y paulatinamente se vaya retornando a la vida normal en el plazo más breve posible.

Ese es el caso de los centros comerciales, cuyos directivos han anunciado que tienen preparado un protocolo sanitario que ya presentaron al Ministerio de Industria y Comercio (MIC). Sostienen que con dicho instrumento piensan regular escrupulosa­mente el comportamiento de las personas en los negocios para poder reabrir centena­res de empresas que han sido muy dura­mente golpeadas, están en riesgo de quebrar y con miles de personas a punto de perder su puesto de trabajo.

Explican que así como se abren actual­mente los supermercados, atendiendo a su público cumpliendo las normas de higiene, de no aglomeración de personas y otros cui­dados similares, con esas y otras pautas de conducta prudencial se puede operar tam­bién en los centros comerciales que actual­mente están cerrados. El cronograma del Gobierno tiene previsto abrir los grandes comercios en los últimos tramos, pero el cuestionamiento del sector privado es que dichos negocios ya no pueden seguir espe­rando mucho más tiempo sin actividades porque ello implica la quiebra y todo lo que conlleva.

Eso explica la necesidad de un diálogo entre el Gobierno y los sectores afectados para que se comprenda bien la situación y se pon­gan de acuerdo en la manera de ir abriendo la cuarentena inteligente sin causar más dramas que los ya sufridos.

Las autoridades no deben encerrarse en su gabinete para tomar sus decisiones, sino que tienen que salir a otear el horizonte, mirar los contornos de la realidad, hablar con los actores de la economía para no tomar deci­siones equivocadas y cometer errores que pueden ser muy dolorosos.

El inicio de la cuarentena inteligente es un desafío para todos y no se puede fracasar. Por eso hay que dialogar y trabajar jun­tos por la misma causa. Debemos cuidar la salud y preservar el pan de los paraguayos.

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