Aunque se ha dicho que esta semana ya no tratarían en la Cámara de Senadores los pro­yectos de ley que pretenden aumentar los impuestos a la producción y comercialización de productos nacio­nales y otras normas similares, persiste la amenaza de que en las próximas sema­nas sean aprobados. Si se los llega a san­cionar, serán muy perjudiciales para el Paraguay por sus consecuencias econó­micas y sociales, y se convertiría en una pandemia irremediable.

Teniendo en cuenta las circunstan­cias especiales que se viven a causa del COVID-19, que han destartalado los cimientos de la economía y tirado a la calle a miles de trabajadores, es muy irresponsable y antipatriota querer subir los tributos. Los técnicos que han anali­zado los proyectos concluyeron que incre­mentar las cargas tributarias a las empre­sas para supuestamente mejorar las recaudaciones será un remedio que cau­sará más daño que la propia enfermedad.

Para ver cuán difícil es el momento que vive el país y cuánto perjuicio sufrirá a consecuencia de la pandemia solo hay que mirar los números que surgen de los estu­dios especializados.

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La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) señala que en vez de tener un crecimiento del 3% este año, la economía paraguaya registrará una caída del 1,5%. Resalta que la produc­ción agrícola y agroindustrial se conta­giará con los efectos de la enfermedad. Dice que los bajos precios de los commo­dities podrían continuar, que la cotiza­ción de los productos agrícolas que no había bajado tanto como la del petróleo, ha comenzado a caer debido a la contrac­ción del mercado internacional.

El organismo de las Naciones Unidas agrega que los sectores medianamente afectados aportan el 87,9% del PIB de nuestro país y prevé contracciones más fuertes que en Paraguay en los demás países de la región, que llegarían al 5,2% en Sudamérica.

Una de las consultoras paraguayas espe­cializadas (Dende) señala que la econo­mía caerá este año 1,5% y que en el 2021 repuntará 1,7%, por lo que concluye que la salida de la crisis actual será lenta y con poco vigor. Estima que el déficit fiscal será este año del 7,5%, debido a los gastos que está haciendo el Gobierno por la pande­mia, y de 4,5% en el 2021.

Aunque cree que el dinamismo será impulsado por la agricultura, la ganade­ría y la generación de energía con un buen crecimiento, afirma que la industria, el comercio y los servicios tendrán un bajón del 2,4% este año, que repuntarán muy levemente (0,8%) en el 2021.

Este pantallazo del organismo interna­cional y de gente especializada mues­tra la inquietante realidad que estamos viviendo y el desequilibrio que nos espera este año, por lo que resulta difícil enten­der la actitud de los que quieren elevar los impuestos.

Esto ha hecho decir al presidente de la Unión de Tabacaleras del Paraguay, José Ortiz, que la propuesta del Frente Guasu (FG) y del Partido Democrático Progre­sista es algo tirado de los pelos que mues­tra el oportunismo político de los mis­mos. Agregó que el planteamiento de los legisladores es vergonzoso y casi inmoral por el momento que se está viviendo en el país, lo que se suma a la postura tomada por varios gremios empresariales que señalaron claramente que incrementar los tributos solo hará que se cierren más empresas y mayor cantidad de personas sean despojadas de su trabajo.

El titular de la UIP Joven destacó que la propuesta de aumentar el Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) es total­mente irresponsable, porque mientras las empresas están luchando para mantener los puestos de trabajo ante la situación planteada por la pandemia, hay políticos que están queriendo apretarle más a los que trabajan, para fundirlos.

Todos los elementos considerados indi­can que este no es el momento de poner más impuestos o de aumentar las tasas tributarias sobre las empresas debido a la crítica realidad. Se están dando situa­ciones que requieren el patriotismo de la gente para que trabaje por la seguridad sanitaria, la reactivación económica, la protección del empleo y la estabilidad del país. Esto hace inadmisibles las actitudes que van directamente contra el interés de la mayoría de los paraguayos que necesi­tan trabajar en paz, sin la incertidumbre ni las amenazas de los desubicados.

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