La pandemia de la COVID-19 tendrá efectos muy dolorosos y duraderos en la vida de nuestro país. Esto, porque castiga la salud de mucha gente y causa el dolor por la desaparición de muchas personas queridas. También está ocasionando graves daños en el bienestar y la vida económica de personas y empresas, por el lado de pérdidas, cierres de fábricas y desempleo para miles de individuos que deberán debatirse entre el hambre y la inanición.
Por ello, el Gobierno y todo el país deben hacer un gran esfuerzo para que no mueran las pequeñas y medianas empresas (pymes) y apoyarlas con decisión, pues son las que dan empleo a la mayor parte de nuestros compatriotas.
Es difícil adivinar lo que nos depara el futuro, pero los indicios revelan que no será fácil, pues estamos en las puertas de una tragedia, cuyas dimensiones todavía no podemos advertir. La situación económica del país y de la gente es la que va a resentirse con mayor fuerza por el golpe.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) pronostica duros costos económicos para el Paraguay, como consecuencia de la pandemia y las medidas adoptadas para hacerla frente. En su informe sobre nuestro país señala que las decisiones contra la COVID-19 tendrán impactos muy severos en la economía paraguaya.
Una encuesta publicada por este diario revela que el 70% de las empresas consultadas tendrá problemas para superar la crisis provocada por el coronavirus. Con relación al panorama de sus finanzas, el estudio indica que el 47% está en una situación financiera muy mala o mala y que el 25,5% cree que está en situación muy buena o buena. La mayor parte de ellas, el 78% indicó que sus ventas han disminuido en al menos el 20%.
Las entidades en mal estado son principalmente las pymes, por sus problemas de facturación y de liquidez financiera. La encuesta se realizó entre el 23 y el 26 de marzo último, cuando la restricción de movimientos no había sido total, por lo que es probable que la situación haya empeorado en los últimos 20 días, debido al endurecimiento de las medidas tomadas últimamente, por las que incluso cerraron los bancos, financieras y cooperativas.
Teniendo en cuenta que las pymes representan alrededor del 90% de las unidades económicas del Paraguay y que ocupan al 67% de la mano de obra, la atención del Gobierno hacia esas empresas debe ser preferencial. Apoyar a las entidades que producen y dan empleo a la mayor parte de los paraguayos debe ser la prioridad para enfrentar esta emergencia.
La entidad que agrupa a las pymes propuso al Gobierno la creación de un crédito especial denominado Préstamo de Contingencia COVID-19, con el propósito de obtener recursos para el sector y así aligerar la falta de ingresos. Los empresarios de este sector estiman que la crisis sanitaria duraría hasta junio y proponen obtener un préstamo blando que equivale a tres meses de facturación, para atender el pago de salarios, alquileres, servicios básicos y capital operativo. Esto en el marco de la Ley 6524 de emergencia.
La propuesta prevé líneas de crédito a una tasa de 3% al 7%, con un plazo de gracia de 6 a 12 meses y un plazo de retorno de 36 a 48 meses.
El Gobierno ha dispuesto líneas de créditos para las pymes, pero no son suficientes, tanto por el monto que ofrecen como por la cantidad de empresas afectadas. Este es el momento en que debe encaminar el planteamiento realizado por los gremios del sector para que puedan recibir una oportuna oxigenación. Lo debe hacer con rapidez para que no se corte la cadena de pagos, cosa que si llega a ocurrir será muy grave, pues implicará quiebra de empresas y despido de miles de ciudadanos que quedarán sin sustento.
Las autoridades nacionales están haciendo bien las cosas en el campo sanitario. Ahora, con premura deben dedicarle más atención y recursos al área económica, apoyando financieramente a las pymes para evitar que empeore la situación. Hay que reavivar la producción y recuperar el empleo de miles de personas que ya están en la calle y evitar que otras corran igual destino.