La Semana Santa es una suce­sión de días en que se memoran numerosos hechos relatados por el Nuevo Testamento que cons­tituyen la recordación de los puntos más significativos de la fe cristiana. En el calen­dario anual, estos días tienen una fuerte importancia religiosa en la mayoría de los países de Occidente, de tal suerte que en muchos de ellos se declaran feriados al jue­ves y viernes, con el apelativo de santo.

Comienza con el Domingo de Ramos, en que se memora la entrada triunfal de Cristo a Jerusalén sobre el lomo de un burro en que es saludado jubilosamente por la gente que agita ramos y palmas en medio de su euforia.

Le sigue otra jornada importante, el Jue­ves Santo, que se recuerda hoy, ocasión en que, según la fe cristiana, Jesús instituyó uno de los principales signos de su pre­sencia en el mundo, la eucaristía, el sacra­mento según el cual permanece física­mente en el pan y el vino consagrados.

En esta jornada se conmemora la última cena del maestro con sus discípulos, en cuya ocasión, entre otras cosas, les pide que consagren el pan y el vino hasta el fin de los tiempos en memoria suya. Después de la cena es entregado por uno de sus discípulos, Judas Iscariote, a los solda­dos romanos que, al día siguiente, Viernes Santo, lo matarán en el Gólgota como a un vulgar delincuente, en una cruz, ante el llanto desconsolado de su madre, María, y la desesperación de algunos pocos discí­pulos que estuvieron en el lugar.

Durante las 365 jornadas del año no hay días de tan alta inspiración religiosa y propicias para la reflexión como el Jueves Santo y el Viernes Santo, que no tienen la alegría de la Navidad ni la euforia del Domingo de Pascua.

Entre los numerosos mensajes que según el libro sagrado ha propalado Cristo en aquel lejano tiempo está el de amar al semejante, al prójimo. Pero aparte de este aprecio sentimental del otro individuo, el maestro también ha señalado la impor­tancia de la caridad, el hacerle el bien a la otra persona, no solamente no provocarle daño, sino expresarle el amor con hechos bien concretos. Lo que en términos no religiosos entendemos como solidaridad, el estar cerca del que necesita para ayu­darlo en la circunstancia que le toca vivir, sin ningún interés material ni egoísta, sino solo con el afán de hacer el bien.

Esta Semana Santa nos encuentra a todo el mundo, y en especial a los paraguayos, en medio de una pandemia que no solo amenaza la salud, sino que está causando la muerte a muchos. En todo el planeta miles de personas están llorando a sus seres queridos que en pocos días son arre­batados de su lado para terminar en una ignominiosa muerte que no permite ni siquiera acompañarlos en los cementerios para la despedida final. Esto está ocu­rriendo también aquí en nuestro país.

Esta terrible situación ha hecho que todos los habitantes del Paraguay este­mos encerrados en cuarentena mientras seguimos atentos las noticias de cómo evoluciona la enfermedad entre nosotros, cuántos nuevos contagiados, cuántos fallecidos y cuántas personas están ence­rradas en sus casas por haber dado posi­tivo a la enfermedad.

Esta Semana Santa no es solo la semana de la pasión y muerte de Cristo. Es tam­bién la sucesión de días de sufrimiento de muchas personas infectadas por el COVID-19, algunas de las cuales también morirán en medio del dolor de su gente.

Por eso, estos días son para reflexionar sobre la importancia de cumplir las nor­mas sanitarias de quedarnos en casa para no contagiarnos ni enfermar a otros con la terrible enfermedad. Son jornadas para pensar en la solidaridad, el sentimiento y la capacidad de ayudar al otro sin pedir recompensa, mediante el cuidado de uno mismo y el cuidado de los demás, que podrían ser pasto de la enfermedad por el descuido de cada uno.

Son momentos para actuar y compro­meterse seriamente con nuestro país, tratando de que no haya más contagio mediante la conducta disciplinada de observar las normas. También es el tiempo de asumir la responsabilidad que tenemos para cuidarnos y cuidar a los demás de la terrible enfermedad que nos amenaza.

Dejanos tu comentario