Así como se adoptó la emergen­cia sanitaria para hacer frente a la pandemia, hay que pensar ahora en medidas de urgencia para proteger los empleos y sostener la economía. Razonan los especialistas que tal como el coronavirus se convirtió en una crisis de la salud, sus consecuencias podrían ocasionar también un peligro en la actividad económica, con lo que sus secuelas serían aún peores.

Analistas económicos y representantes empresariales de los más diversos secto­res están llamando la atención en estos momentos sobre lo que podría venir des­pués del ingreso de la pandemia. Inmovi­lizar a la población por mucho tiempo ten­drá sus implicancias no solo en el comercio, sino incluso en las industrias, porque al disminuir el consumo también se depri­mirá la parte fabril que recibirá menos pedidos de sus productos.

Algunos especialistas apuntan que la com­plicación se puede dar si cae el ingreso de las familias por la erosión de las ventas y el debilitamiento de las empresas que tie­nen que pagar salarios ante una situación de menor ingreso. Lo peor podría venir si como consecuencia se castiga el empleo y se deja a miles de trabajadores en la calle.

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Uno de los sectores más preocupados es el de la gastronomía, que ya está siendo cas­tigada por la escasa concurrencia de clien­tes. En el sector dan empleo a alrededor de 100 mil trabajadores que podrían quedar sin sustento si las condiciones no mejoran y si el Gobierno no toma algunas medidas que pueda alivianarles sus cargas finan­cieras e impositivas a las empresas del ramo. Los gastronómicos dicen que apo­yan las medidas sanitarias impuestas por el Gobierno, pero piensan que si los niveles de aislamiento son mayores y se extienden por más tiempo, el golpe se va a sentir muy fuerte. Las más castigadas podrían ser las pequeñas y medianas empresas, que son las más vulnerables y que dan empleo a mucha gente en todo el país.

Este es el momento en que rápidamente hay que tomar medidas imaginativas para encarar una emergencia en la actividad económica. Los empresarios opinan que las decisiones encaradas por el Gobierno en el área económica no son suficientes para hacer frente a la situación. Hay que ir más allá para aliviar la situación de las empresas y así poder defender el empleo.

La Cámara de Anunciantes del Paraguay (CAP) ha sugerido que para asegurar el empleo y dar continuidad a los negocios se tendría que posponer el pago de algunos tributos y los aportes al IPS por 90 días. Esto porque la suspensión de actividades tiene su impacto en el ingreso y en las ope­raciones comerciales.

La postergación del pago del IVA ya había sido sugerida para alivianar a las empre­sas. Para compensarlo, el Ministerio de Hacienda podría recurrir a un préstamo de corto plazo del Banco Central para cubrir sus necesidades. Si se prorroga el pago de aportes al IPS, las empresas podrían usar ese dinero para tener liquidez.

Los empresarios gastronómicos piden medidas urgentes al Gobierno para mante­ner los puestos de trabajo. Quieren créditos blandos para sostener los negocios y que les permita encarar la recuperación. Afir­man que las líneas del Banco de Fomento no sirven, pues lo que necesitan las empre­sas son préstamos que sean accesibles y se otorguen sin mucha burocracia, a dos o tres años de plazo, con uno de gracia para pagar los intereses y luego el capital.

Por su lado, directivos de la Unión Indus­trial Paraguaya (UIP) señalaron que lo que se necesitan son herramientas financieras adecuadas para dar liquidez a las empresas y así poder ir adelante.

El Gobierno ha dado a conocer en los últi­mos días determinaciones en el área finan­ciera y crediticia para hacer frente a la situación. Pero no bastan, porque se las debe traducir a la realidad con prontitud para que tengan efectos inmediatos. Las empresas necesitan agilidad en los créditos, amparo en los momentos de iliquidez, por lo que los organismos estatales tienen que reunirse con los representantes del sector privado y juntos articular medidas que pue­dan ser efectivas para encarar una emer­gencia económica práctica, rápida y eficaz. Solo de ese modo las consecuencias de la pandemia podrían alivianarse en el campo del empleo y la actividad económica.

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